domingo, 6 de abril de 2014

Descubriendo la verdad.


Ese día cuando llegaron los trabajadores de Javier al ver lo sucedido pensaron que alguien había entrado alguien a robar y había matado a los perros, no sonaba muy convincente su explicación pero bueno... Tomaron la decisión de quedarse algunas noches para cuidar, no fuera a ser que el supuesto ladrón regresara. Esa noche se acomodaron en la casa principal para pasar la noche.

A la mañana siguiente muy temprano, como a las cinco y media que era la hora en que despertaba para cambiar y dar el primer biberón del día a Liliana, vi a los dos empleados parados en el área de trabajo ¿Qué diablos hacen a estas horas levantados? afuera hacía mucho frío como para pensar que estaban disfrutando la puesta del sol, sin embargo me ocupe de lo mío y no me moleste en preguntar, ni loca sacaba un dedo de mi casa con ese frío. Más tarde cuando Javier saliera les preguntaría, después de todo no era asunto mío.

Javier salió y ellos no comentaron nada, y aunque él les pregunto no dijeron nada... ¿extraño no? Cuando llego la hora en que acostumbraban dejar el trabajo, ellos se despidieron argumentando que quizá no era necesario quedarse más. Después de aquella noche no volvieron a entrar a la casa ni siquiera a tomar el baño que se daban todos los días después del trabajo. Estaba claro que algo paso esa noche pero ellos no quisieron decirlo.

El reloj no se detiene, una hora le sigue a la otra, del mismo modo que a los días le siguen las semanas, luego los meses y así continúa la vida, cerrando círculos llamados años.

Preparábamos el bautizo de mi niña, había que limpiar la casa principal que ya tenía meses desocupada, por lo que pedí a un empleado de Javier trajera a su esposa para que me ayudara en la faena ¡uf había polvo por todos lados! se tendría que dar una limpieza profunda así que... ¡manos a la obra! después de más de dos horas de exhaustiva limpieza habíamos terminado, yo entre al baño a revisar que la señora lo hubiese limpiado bien, al ir saliendo alcance a escuchar que su esposo le decía señalando la puerta de una habitación, que de ahí era donde salían los quejidos aquella noche, me quedé paralizada ¡ese era el dormitorio de mi madre! cuestioné de inmediato al hombre, y fue entonces que me contó lo sucedido, no habían podido dormir aquella noche por los lamentos que se escuchaban y provenían de ese cuarto, el miedo los hizo salir apenas vislumbraron el primer rayo de luz. en ese momento entendí porque ellos no volvieron a entrar en la casa.

Pocos días después del bautizo y debido a los extraños sucesos ocurridos decidí ir a la iglesia y pedir al cura que fuera a bendecir la propiedad -por las creencias religiosas que me habían inculcado pensé que eso era lo que debía hacerse- Les he de confesar que me dio mucho trabajo encontrarlo, tuve que dar varias vueltas hasta conseguir hablar con él ¡Dios! ¿es que ahora para hablar con el cura hay que sacar cita? al final no conseguí nada, el cura se negó rotundamente, argumentando que con eso no se jugaba. Pues vaya con el curita del demonio ¿no sería acaso que su negativa tenía que ver con el hecho de que no le agradaban mis padres? pero esa es otra historia.

Decepcionada salí de la iglesia y me dedique entonces a buscar al padre Muro, aquel santo padre que siempre estaba dispuesto, que nunca marcó horarios y que sin importar la hora siempre estaba para ayudar a quien lo necesitaba. - Ese hombre debió irse derechito al cielo con todo y zapatos en cuanto murió- Por fin conseguí el número telefónico donde podía hablar con él, apenas le dije lo que estaba ocurriendo me dijo que esa misma tarde pasaría por casa. No tienen idea del gusto que me dio verlo, el por mucho tiempo fue mas que el cura de la iglesia, era parte de la familia, apreció mucho a mis padres y pasaba mucho tiempo en casa. Hablamos un buen rato, bendijo la propiedad y se marchó. Nunca más lo volví a ver, después de un tiempo supe que había muerto.

Después de bendecir la casa, lo crean o no, dejaron de pasar cosas raras en la casa. Hay quienes creen que las personas que mueren en sucesos dramáticos se niegan a dejar este mundo y siguen viviendo en los lugares que amaron, hasta que algo los hace tomar su camino a la luz. No puedo afirmar que esto sea verdad pero a estas alturas he aprendido a tampoco negar lo que no entiendo.

2 comentarios:

  1. JAJAJA La mano pachona
    te mando un abrazo hermanita del alma, te quiero mucho

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  2. Memo no se si fue la mano pachona, cosa de espíritus, psicofonías o la mano del muerto pero si que pasaron esas cosas aunque sigan sin creerlo.
    ¡Hombre de poca fe! jajajaja te quiero mucho manito.

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