lunes, 31 de marzo de 2014

Aprendiendo a resignarme


¡Pero claro que no quería que golpeara a su padre! lo único que deseaba es que lo mantuviera a distancia y bien lejos de mí, cosa que por años no ocurrió. En aquel tiempo aún seguía siendo una chiquilla inmadura y temerosa que en lugar de enfrentar las cosas y poner en su lugar a quien me atemorizaba, prefería encerrarme en mi habitación o pasar largas horas metida en casa de la vecina, todo antes que estar sola con ese señor. ¿Increíble no? ya era capaz de llevar una casa, de organizar los dineros del gasto y hasta de cuidar a un bebé pero me sentía totalmente incapaz de resolver este asunto con Don Luis.

-Esto de jugar a la casita y a ser adulto sí que era una tarea por demás complicada y problemática, debí quedarme en casa de mis padres, aceptar su disciplina, estudiar y sacar una carrera.-

Quería revelarme pero... ¿cómo? estaba metida hasta el fondo o así me lo parecía. A cada momento me repetía: "el tiempo pone todo en su lugar" esa era mi esperanza y con ella fui resignándome y aceptando que tendría que compartir mi espacio con Don Luis por tiempo indefinido.

Israel se convirtió en el nieto favorito de su abuelo, después que él repitió hasta el cansancio que no era de su hijo de Javier. Y ahora no perdía oportunidad de tenerlo en brazos y llevarlo a pasear; pero como no encariñarse con el pequeño, si era un niño encantador y hermoso aunque a su padre no le pareciera, creo que él seguía pensando en el fondo que no era su hijo, porque no le hacía mucha fiesta ni lo trataba del todo bien.

Habrá tenido unos ocho o nueve meses cuando me embarace de mi segundo bebé. Esta vez todo fue diferente, ya sabía de que se trataba todo y como debían ir las cosas; los cuidados que debía tener y como alimentarme, por lo que me dispuse feliz y tranquila a disfrutar por primera vez la espera. En esta ocasión Javier se veía contento, y como no estarlo si ahora no había quien le calentara la cabeza con tonterías.

Cuando faltaba un mes aproximadamente para el parto, me caí en la escalera del edificio donde vivíamos; a decir verdad me asuste muchísimo, creí que el parto se adelantaría, por lo que llame a mi madre para decirle lo que había pasado y ella viajo de inmediato para estar conmigo. ¡Qué bien se sentía poder contar con mi madre en este momento! La caída solo fue un susto y mi bebé todavía tardo tres semanas más en nacer, entre tanto pude disfrutar de la compañía y el cuidado de mi Mamá.

domingo, 30 de marzo de 2014

De regreso a casa de mi cuñada



Después de la visita con mis padres, nos comunicamos con Anita, hablar con ella era una de las cosas que no podíamos dejar de hacer al pasar por Guadalajara, no recuerdo muy bien cómo es que se dieron las cosas pero ella terminó acompañándonos a Mazatlán donde pasamos unos día, después la regresamos y nosotros continuamos el viaje a la ciudad de México. Después de ese día no la volví a ver en muchísimos años.
A nuestro regreso no teníamos donde vivir, porque lo que llegamos a la casa de mi cuñada favorita. "moría de gana de volver a vivir con ella" ¡Sí AJA! -Ahora que lo pienso, creo que la vida nunca la trato del todo bien, por eso siempre estaba de mal humor. Solo Dios sabe que le mataba las ganas de ser feliz-
Por algún tiempo vivimos con ella en su casa. Yo me dedicaba a hacer la limpieza y algunas veces cuidaba a su hijo José Luis que en ese momento tendría como año y medio (no recuerdo bien) él era un niño muy inquieto y enfermizo por lo que su madre lo sobreprotegía; yo solía ser muy paciente con él, y cuando me tocaba cuidarlo yo le permitía hacer muchas cosas que su madre evitaba a toda costa como jugar en el pequeño jardín que había al frente de la casa, ¡ay! si su madre hubiera sabido lo que su nene hacía mientras yo lo cuidaba me habría lanzado a la calle por descuidada; en una ocasión José Luis se comió un gusano, sin que yo lo pudiera evitar, cuando lo vi era demasiado tarde. A mí en lugar de preocuparme me daba muchísima risa, pero si su madre lo hubiera visto seguro que el pobre niño habría terminado en el hospital, ya me la puedo imaginar ¡José Luis te vas a enfermar! y cada vez que ella pronunciaba esas palabras el niño se enfermaba, ahí aprendí que hay madres que en verdad enferman a los niños.
A José Luis le llamaba mucho la atención Israel, sobre todo sus pequeños piececitos y sus ojos por lo que procuraba mantenerlo lejos de él, y le había mordido sus deditos y le había picado los ojos.
Recuerdo un Domingo en que salimos a pasear, por alguna razón que no logro comprender (ni siquiera ahora) cuando regresamos ella estaba muy molesta y enojada, nos reclamo por haber salido, Javier discutió con ella y termino corriéndonos de su casa; era bastante tarde cuando esto pasó, aún así, y sin tener a donde ir tomamos a Israel y salimos de su casa. Dos noches terminamos durmiendo en un hotel de paso hasta que conseguimos un departamento donde vivir y al que un tiempo después vino a vivir Don Luis con nosotros. Yo no quería que el señor viviera con nosotros porque yo le tenía miedo, él tenía un grave problema de alcoholismo y ya en alguna ocasión me había faltado al respeto, cuando lo hizo y se lo dije a Javier, el me respondió: ¿qué quieres que haga, que le pegue? ¡es mi padre! vaya entonces por ser su padre podía faltarme y hacer lo que le diera la gana. Empecé a cuestionarme que se necesitaba para que el me defendiera y me diera mi lugar, ya su hermano me había gritado, su padre me había hecho propuestas indecorosas y no había pasado nada.

sábado, 29 de marzo de 2014

Paréntesis (Suplica)

¡Esta noche no por favor!
Esta noche di que me amas aunque no sea verdad.

Mañana habrá nuevamente luz en mi vida
o fingiré que la hay;
mañana una vez más tendré fuerzas
para pelear contra el mundo, la gente y mis sentimientos
para que nadie sepa de mi soledad.

En cuanto salga el sol detéstame como siempre
pero hoy, ¡ayúdame a pasar la noche!

Acaríciame el alma con palabras falsas,
engáñame te lo suplico
por que ésta noche la soledad me ha vencido,
-en éste momento necesito sentirme amada.

Déjame soñar que eres el príncipe de mi cuento
¡rescátame un momento!

En cuanto los primeros rayos de luz entren por mi ventana
habrá terminado el sueño.
Tú no habrás de recordarlo nunca.
Yo de vez en vez he de recordarlo en noches como esta
en las que logré aniquilarme la soledad.

El nacimiento de Israel

Israel de un día de nacido

Poco tiempo antes de la fecha de alumbramiento, envié una carta a mis padre, haciéndoles saber que me encontraba bien y que estaba muy cercana la fecha para que naciera mi bebé, les hice saber cuál era la fecha probable de parto con la esperanza de que vinieran a verme, cosa que no sucedió. Quizá aún estaban enojados conmigo por la forma en que me había marchado.
No recuerdo haber recibido ninguna visita durante el tiempo que estuve en el sanatorio. a decir verdad la única visita que en ese momento me habría gustado tener es la de mis padres, ellos me habrían levantado el ánimo para que aquel momento tan importante en mi vida  hubiera sido completamente feliz.  
Aún no teníamos pensado que nombre le pondríamos y una de las enfermeras dijo que le quedaría bien Israel, nos gusto y decidimos ponérselo. La dueña del sanatorio, nos dijo que le pondrían ese nombre a la clínica, porque Israel era el niño más bonito que había nacido ahí. Casi treinta años después pase por ahí y aún seguía llamándose "Sanatorio Israel"
Por fin ya en casa estrenándome como Mamá  y descubriendo lo difícil que es cuidar a un ser tan pequeñito e indefenso que depende totalmente de ti y que además no tienes ni la menor idea de cómo lo debes cuidar, cada vez que llora entras en pánico, lo abrazas, le das de comer, lo cambias y el pequeño no para de llorar, llora de día y de noche ¡auxilio! que alguien me ayude, no sé qué le pasa. y sin embargo y a pesar de todo sientes que es el mejor regalo que te pudo dar la vida.
Había pasado poco más de un mes cuando una noche tocaron a la puerta ¿quién será?  al abrir la puerta ¡oh sorpresa! era mi hermana. ella estaba viviendo en México desde hacía algún tiempo y yo no lo sabía, mis padres le dieron mi dirección y le pidieron que fuera a verme para saber cómo estaba. Por primera vez en muchos meses alguien de la familia me visitaba... fue un momento realmente feliz, mis padres no se habían olvidado de mi y seguían preocupándose por mí.
Israel habrá tenido unos tres meses cuando hicimos nuestro primer viaje de vacaciones, el destino era Mazatlán, Sinaloa, pero el plan era pasar primero por Guadalajara a visitar a mis padres para que conocieran a su primer nieto. Una vez que llegamos a Guadalajara nos dirigimos a la casa de mis padres; entre más nos acercábamos me iba invadiendo el temor a ser rechazada cuando llegáramos, no sabía que reacción podrían tener ellos. Recuerdo claramente que al entrar mis padres tenían una cara muy seria, ¡ups! creo que seguían muy molestos conmigo. Lo primero que hice fue enseñarle a mi madre a Israel, y enseguida se ablando al verlo y lo tomo en sus brazos, en cambió mi padre se acerco, se paro frente a mí y estuvo un rato mirándolo de reojo con cara muy seria. Yo deseaba que la tierra me tragara, no sabía en qué momento iba a estallar el reproche o el regaño, él se resistía pero la final acabo sonriendo y pidiendo que lo dejara abrazarlo.

viernes, 28 de marzo de 2014

Esperando a Israel


Era la primera vez que mi cuerpo florecía, me estaba enfrentando a muchos cambios tantos físicos como emocionales, de pronto todo parecía diferente y yo me sentía tan indefensa, tan confundida, pensaba constantemente ¡por Dios en que lío me he metido! en verdad estaba muy asustada y sentía tanto miedo. Pero no podía decírselo a nadie, no tenía ningún aliado cerca, esta era la primera vez que me sentía realmente sola, pero me sentía tan avergonzada por mi conducta que ni siquiera podía llamar a mi madre para pedirle consejo y ayuda.

Los días iban pasando lentos, esos meses de espera parecían no tener fin. Por causa de mi ignorancia, fue hasta muy avanzado el embarazo que empecé a visitar al médico, por fortuna todo iba bien, mi bebé crecía y se desarrollaba perfectamente.

Por suerte Don Luis había vendido su casa y gracias a Dios ya no tendría que seguir viviendo bajo el mismo techo que mi cuñadita, supuse que por fin las cosas cambiarían, lo que no sabía es que mi suegro se mudaría con nosotros; ahí dio inicio un suplicio que duro varios años. El señor no se cansaba de repetir una y otra vez que el niño que esperaba no era de Javier, y no se limitaba a decírselo a su hijo, recuerdo que en una reunión familiar le preguntaron que quería que fuera su nieto, si niño o niña y él respondió: "hijos de mis hijas... nietos. hijos de mis hijos... quien sabe" no puedo ni imaginar la cara que habré puesto pero recuerdo que quería que en ese momento me tragara la tierra. Al final Javier termino creyendo que el niño no era de él, y esto lo demostraba de muchas formas. Con todo lo que pasaba a mi alrededor yo estaba muy ilusionada y esperaba con ansias a aquel bebé.

Por fin llego el momento de su nacimiento, y aunque no lograba entender muy bien como era esto me sentía feliz por un lado y asustada por otro, recuerdo que Javier me llevo al sanatorio muy tarde por la noche, me dejo ahí y se marcho a dormir, como si quien estaba a punto de dar a luz fuera una desconocida que va a tener al hijo del vecino. ¡jamás me había sentido tan mal! era una sensación de abandono total y soledad que nunca antes había experimentado.

Después de varias horas de trabajo de parto, a eso de las cinco de la mañana nació mi primer angelito, era un niño rubio de ojitos azules, tan hermoso que parecía un muñequito, y era mío. Tenerlo en mis brazos fue lo mejor que me había podido pasar en mucho tiempo y para el resto de mi vida.

Cuando Don Luis vio que el niño era rubio de ojos de color, fue entonces que dijo que si era su nieto, si parece que Dios quiso que mi niño fuera así para callarle la boca. A Javier no se le noto mucha emoción, creo que en el fondo seguía pensando que no era suyo, porque ese rechazo fue notorio por mucho tiempo.

jueves, 27 de marzo de 2014

Empezando a pagar mis errores



Nuevamente el destino fue la ciudad de México. Una vez que llegamos nos instalamos en la casa de su padre, donde además vivía una de sus hermanas. Se nos asigno un pequeño cuarto que estaba por fuera de la casa en el segundo piso junto a la escalera de servicio que daba a la azotea. Desde el primer momento empecé a tener muchos conflictos con su hermana­­­, ella era una mujer de muy mal carácter y un tanto amargada mucho mayor que yo, a la que le obsesionaban la limpieza y el orden y que por lo visto no estaba para nada de acuerdo en que yo estuviera ahí por lo que se dedico a hacerme la vida imposible, al grado de que mientras ella estaba en casa yo no asomaba la nariz para nada, lo bueno es que ella trabajaba todo el día de lunes a viernes. Ahora que lo pienso creo que ella fue la primera elegida de Dios para que fuera el verdugo que ejecutaría el primer castigo por el daño que les hice a mis padres, y vaya que así fue; los tragos amargos y las lagrimas se hicieron cosa de todos los días, si no por una cosa por otra pero siempre se presentaba un problema por pequeño que fuera.

Recuerdo que en una ocasión fue de visita un viejo amigo de la familia, que a causa del alcohol había perdido todo; él era muy servicial, acomedido y buena gente y como al parecer no tenia donde quedarse paro en esa casa por unos días, la cosa es que un día me regalo un estuche de maquillaje que después resulto ser de mi cuñadita, ¡madre mía! ya sabrán en el lio en el que me metió, por más que le explique a ella que había sido Carlitos quien me lo había dado, ella se empeño en hacerme un escándalo por supuesto no iba a perder la oportunidad ¿no? y yo pobre tonta no hacía más que llorar. En otra ocasión, Javier acompaño a su hermano Ricardo, en un viaje de trabajo y me quedé en casa de su hermano con su esposa en tanto el regresaba, por alguna razón él se regreso antes que su hermano y cuando fue por mí, su cuñada lo enredó prometiéndole no decir nada de lo que dijera y él termino confesando que su hermano tenía otra mujer en aquella ciudad; días después su hermano vino y me grito cosas horribles, pues su esposa le había dicho que había sido yo quien le contó aquello de la otra mujer, yo esperaba que Javier aclarara las cosas diciendo que había sido él quien se lo contó, pero esto no sucedió. estas son solo dos de los sucesos que viví en aquellos tiempos, pero no fueron los únicos, hubo muchos más, la vida empezó a cobrar mis errores muy pronto, aunque esto apenas empezaba.

Casi de inmediato yo quedé embarazada, y lo que primero fue una noticia feliz se transformó en pesadilla cuando lo supo Don Luis (mi suegro) desde ese momento no paro de decir que ese niño que crecía en mi vientre no era de Javier, que yo ya venía embarazada y se lo estaba cargando a su hijo. Dios sabe que yo era virgen cuando me fui con él.

Cambiando el Rumbo (Parte II)

Así di inicio a una nueva etapa en mi vida, creyendo que sería fabuloso jugar a la casita, manejar mi tiempo a mi antojo y siendo libre de todas aquellas prohibiciones de mis padres, mientras viajábamos, era como ver la puerta abrirse y mirar un mundo nuevo, mas radiante y luminoso más libre y feliz.
Llegamos a la ciudad de México muy temprano por la mañana, y cuando llegamos a la casa de el papá de Javier, ya nos esperaban todos asombrados porque resulta que su niño no llego con una chica, ¡llego con dos! por lo que ya pueden imaginar lo sorprendidos que estaban todos, pero... dejen les explico que paso, no sean mal pensados; Anita, Javier y yo en el colegio, habíamos creado una amistad muy bonita, éramos inseparables y se nos hizo fácil irnos los tres, solo que como dice el dicho "juntos pero no revueltos" ya saben, locuras de adolescentes.
A las pocas horas de haber llegado aparecieron nuestros padres para llevarnos de regreso, el hermano de Javier les aviso que estábamos ahí; después de que nuestros respectivos padres hablaron con nosotros el resultado fue que Anita que era mucho más dócil que yo se puso firme en quedarse y su padre había permitido que lo hiciera, en tanto yo que solía ser mas rebelde me sometí con facilidad y acepte regresarme sin chistar, como ya lo he dicho mi padre solía ser muy convincente; Al final terminamos regresándonos las dos.
Volví a mi casa sintiéndome derrotada creyendo que, después aquello no volvería a ver a aquel chico, sobre todo porque en las horas que pasamos en su casa había pasado lo que pasa entre dos novios adolescentes que se encuentran solos y han decidido vivir juntos.
Días más tarde aparecieron en mi casa Javier y su padre para pedir mi mano para casarnos. Cuando lo vi sentí gran alivio y una gran alegría ¡había vuelto por mí! sus hermanos y su padre no lograron convencerlo de lo contrario.
Todo iba perfecto, ya se había fijado fecha para la boda, cuando mi madre dijo: "no se pueden ver hasta el día de la boda" ¿qué? para eso faltaba mucho tiempo, casi dos meses puesto que obvio teníamos que casarnos también por la iglesia, se acercaba la cuaresma y las amonestaciones no correrían sino hasta después de semana santa, en ese momento Javier y yo salimos a la terraza y decidimos volver a escapar. Al día siguiente emprendimos nuevamente la huída. Mis padres no volvieron a buscarme, así comenzó una nueva historia.

martes, 25 de marzo de 2014

Cambiando el Rumbo (Parte I)

Aquel tiempo fue lindo, como cualquier chica de esa edad estaba cargada de sonrisas, energía y muchos, muchos sueños que me hacían creer que podía comerme el mundo a puños, en esa etapa uno se cree que la vida siempre nos va a sonreír, que la luna es de queso y el sol sale de noche si te lo dice la persona que admiras y a la que crees amar. Aunque a esa edad el amor es un espejismo fabuloso que parece perfecto y fácil de conseguir. ¡ah! pero eso sí, cuidado con que el chico que te gustaba no te hiciera caso o terminaras con el novio en turno porque querías cortarte las venas enseguida.
Los amigos, el relajo y los juegos son lo más importante y el mayor problema en el que puedes estar metido es no pasar un examen y el más grande de tus temores es ganar un regaño de tus padres.
Después del guapo del pelo largo vinieron muchos pretendientes más, cuando se tienen quince años se es como una hermosa flor que atrae a los insectos cautivados por su fragancia y color.
Siempre tuve mucha suerte a pesar de no ser la más bonita, posiblemente por esa mezcla de ángel y demonio que tenía mi rostro infantil y aquella mirada picara y coqueta.
Busque con ansia encontrar quien llenara el vacío que aquel chico dejo pero nadie llenaba su ausencia o al menos eso quería pensar, estaba obsesionada con él pues nunca supe porque se marchó.
Esa obsesión matizada de despecho me llevo a buscar revancha, alguien debía pagar por la afrenta, creo que ese fue el motivo que me llevo a tratar tan mal a quienes posteriormente tuvieron el atrevimiento y la osadía de acercarse a mí. A unos más que a otros pero sí que los desprecié y pisoteé hasta el cansancio ¡qué vergüenza! solo de recordarlo me siento la peor de las brujas de cuento de hadas que jamás ha existió, y si lo cuento no es para vanagloriarme sino como penitencia para que Dios me perdone por todo ese mal que en su momento causé.
En aquella época no es que haya sido mala, pero si muy inconsciente y caprichosa... pero les aseguro que más delante la vida me cobro cada desaire, cada capricho y cada grosería que proferí.

Después de tanto juego y tanto ensayo sobre el amor, apareció el hombre que consiguió atraparme y con quien me casé; él era un chico que conocí en la escuela y lo curioso de esto es que desde el primer momento en que lo vi me pareció súper desagradable, presumido y odioso, tal vez era el espejo en el que me veía reflejada y por eso me caía tan mal, en verdad que no me gustaba para nada pero... ya ven justo con el fui a quedar, no sé si por caprichos del destino o por los planes macabros de Dios. Tenía dieciséis años cuando me escapé con él y esta parte de la historia es muy chistosa porque un día mi mejor amiga Anita, me llamo por teléfono y me pregunto si me escaparía con Javier a lo que yo respondí que si tomando las cosas con muy poca seriedad, ya que supuse que era una pregunta tonta de esas que se hacen las amigas a esa edad pero días después estaba en un camión viajando a la ciudad de México, iniciando una aventura y dejando atrás ese mundo de comodidad y protección que me brindaban mis padres. 

domingo, 23 de marzo de 2014

Paréntesis para un pensamiento

Imagen tomada de:http://revistamicrorrelatos.blogspot.mx/

No hubo intención lo juro;
es sólo que de pronto sentí curiosidad y me asomé a la vida.
Poco a poco y uno a uno fui corriendo los cerrojos;
entreabrí la puerta temerosa
(cuál niño curioso al entrar en aquel lugar desconocido y prohibido)
sin saber que encontraría tras esa puerta
que había cerrado años atrás
cuidadosamente con la firme intención de no volverla a abrir.
No la abrí de golpe ni de par en par;
solo quería mirar sin ser descubierta.
Después de un momento
y justo cuando me disponía a cerrarla otra vez y para siempre,
alcé la vista y me encontré con tus ojos;
descubierta apenada e indefensa sentí las caricias de tu mirada que,
sonrojaron mi rostro y encendieron mi piel,
tu sonrisa despertó mi fantasía y ambición,
tu presencia me hizo sentir viva,
me hizo sentir mujer.
No fue planeado, no lo busqué
solo sucedió.
No hubo intención lo juro,
sólo sentí curiosidad y me asomé a la vida.

sábado, 22 de marzo de 2014

¿Seminarista?

Imagen tomada de http://www.santuariodelosmartiresdecristo.org

Como dije antes en mi casa la religión era una de las cosas más importantes que existía, por lo que si querías llevar la fiesta en paz tenias que ir a misa todos los días, rezar el rosario, confesarte cada semana y un montón de cosas más, debido a este estilo de vida conocí algunas personas interesantes que me dejaron lindos recuerdos.
Cuando tenía doce años para dar gusto a mi madre me hice catequista, ¡sí! daba catecismo todos los Sábados a un pequeño grupos de niños que querían hacer su primera comunión y debo confesar que en el fondo me gustaba hacerlo aunque no lo puedan creer.

Todos los Sábados antes de que los niños llegaran, un grupo de seminaristas nos daba  a las catequistas un clase para instruirnos sobre el tema que enseñaríamos ese día a los niños.
En una ocasión entre los seminaristas llego un chico que desde el primer momento me encanto, tenía el cabello largo y una cara tan linda...¡ era tan guapo!  en ese momento yo no sabía que el ya no estaba en el seminario, por lo que de pronto me sentí culpable, no debía poner mis ojos en él, seguro que Dios me iba a castigar.
Durante el tiempo que duro la clase que por cierto dábamos en los jardines de la iglesia, él se quedo observándome de lejos, no lo podía creer parecía que yo también le había gustado pero, ¡ay Dios! no podía ser, era un seminarista, estaba mereciendo que me quemaran en la hoguera.
Cuando termino la clase, nos presentaron y fue cuando supe que no era seminarista que gran alivio sentí, podía poner mis ojos en el con toda libertad aunque fuera seis años mayor. En aquella época mi cuerpo  ya no parecía el de una niña así que no era extraño que un chico mayor que yo por varios años se hubiera fijado en mi; este hombre paso a ser el primero de los hombres más importantes de mi vida; hoy me pregunto si realmente lo amé mucho o solo fue mi gran obsesión, lo cierto es que su recuerdo me ha acompañado toda la vida.

viernes, 21 de marzo de 2014

El colegio (Secundaria)


Con la adolescencia vino una nueva etapa en mi vida tanto personal como escolarmente, en ese momento empecé a sentirme mayor y supuse que ya podía hacer todas esas cosas que antes no se me permitían; algunas tan simples como elegir mi forma de vestir o peinarme otras no tan simples como tomar algunas decisiones o poder salir con mis amigas.
Pero esta etapa comenzó muy mal, de entrada y sin entender mi madre me prohibió más cosas que antes, empezando con salir a jugar con mis hermanos al patio y pasar largo tiempo con ellos La pregunta obligada fue: ¿Qué demonios pasa? Mi madre siempre tuvo especial cuidado en que "su niña" nunca estuviera  cerca de personas del sexo masculino y eso hoy lo entiendo, pero lo que nunca entendí es porque de pronto me separaba de mis hermanos si siempre había pasado largas horas perdida en el patio con ellos. ¿Qué pasaba por la cabeza de mi madre? nunca lo sabré, lo que si se es que esto despertó mucha rebeldía en mi. Jamás me pareció normal ese temor tan grande que ella sentía, ante la presencia de hombres cerca de mi.
La secundaria la estudie en dos colegios diferentes, los dos de educación laica, y debo confesar que esto me encanto, ya que estaba un poco cansada de la religiosa en la que estuve antes y del exceso de religión que se comía, desayunaba y cenaba en casa.
El primer colegio era femenino y en el cursé el primer grado y la mitad del segundo grado, no terminé el curso porque hice una "pequeña" travesura, junto con otras compañeras robamos los exámenes semestrales de la dirección y, claro, nos descubrieron. El castigo sería una suspensión de varios días y llevar a nuestros padres a la escuela. Por supuesto yo quise verme muy lista, llegue a casa y le dije a mi padre que ya no quería estudiar, creí que de esta manera me evitaría un fuerte castigo. Mi padre que de tonto no tenía un pelo, me dijo con voz calmada, que le parecía perfecto, que en ese momento mi madre no tenia empleada doméstica, por lo que yo le ayudaría... ¿ayudarla? si, aja! me pase cerca de siete meses haciendo de sirvienta en casa, al final y como siempre me hicieron ver que ellos eran mucho más listos que yo.
Cuando se acercaba la fecha para iniciar el nuevo curso escolar, le dije a mi padre que quería estudiar nuevamente y que cerca de casa habían puesto un colegio, él accedió aunque no estaba muy convencido de inscribirme en ese colegio, porque era mixto aunque al final acepto.
Estar en colegio mixto era para mí toda una novedad parecía el inicio de una gran aventura y sin embargo a pesar de todos los buenos momentos el final no fue el mejor, faltando seis meses para terminar el tercer grado y concluir la secundaria  me expulsaron por organizar una posada extraescolar  en mi casa; para que comprendan un poco mejor debo decir que en Diciembre por alguna razón que no recuerdo, la subdirectora del colegio castigó al grupo, el castigo era no tener posada en la escuela, pero... nuevamente supuse que era muy lista y organice la fiesta en casa. Desde entonces y hasta hoy sigo pensando que fue injusto que me expulsaran, a fin de cuentas lo que hiciera fuera del colegio no era asunto de la subdirectora, aún así mis padres estuvieron de acuerdo y no dijeron nada.
Esa fue la última vez que asistí al colegio en toda mi vida.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El colegio (Primaria)

Imagen tomada de:
http://mujer.starmedia.com/familia/consejos-para-cambiar-colegio.html

Toda mi primaria la estudie en un colegio de monjas, creo que mis padres consideraron que era la mejor opción para mí y se los agradezco trataron de darme una buena educación, con bases religiosas y morales, que reforzaran la educación que ellos daban en casa.
La verdad es que nunca me gusto ese colegio, ni las monjas.
Recuerdo que nos hacían rezar todos los días, para pasar el curso había que terminar las labores de costura que nos imponían cada año ¡ay como llegue a detestar el bordado!
Recuerdo que cada vez que moría una de las monjas nos llevaban a la capilla del convento (que estaba al lado del colegio)  y alguna vez nos hicieron ver dentro del ataúd,  en verdad que experiencia tan desagradable, apenas éramos unas niñas,  no tendríamos porque haber visto tal cosa a esa edad, muchas noches tuve pesadillas por eso y supongo que a otras niñas les paso igual.
Hubo dos cosas que me gustaban. Una era cuando nos llevaban cada viernes primero de mes a misa  a la iglesia de Santa Rita, nos llevaban caminando y ese paseo siempre me gusto mucho; hoy trato de imaginarme cómo es que se veía ese desfiles de niñas formadas de dos en dos bien uniformadas guiadas por monjas mal encaradas.
Una de mis grandes travesuras del colegio, era escabullirme al convento, y más de una vez organice un tour con compañeras, nada despertaba mas nuestra curiosidad que la casa de las monjas; cómo vivían , donde dormían y hasta que ropa interior usaban (Ahora que lo recuerdo no puedo evitar reírme) Nunca nos sorprendió ninguna monja y jamás  logramos ver su ropa interior, solo dios sabe donde la escondían.
Cuando terminé la primaria le rogué a mi padre no seguir en ese colegio y gracias a dios accedió.

martes, 18 de marzo de 2014

Jugando al amor


Habré tenido unos ocho años , cuando llegaron nuevos vecinos a la cuadra. 
Se mudaron a la casa de enfrente y eso fue fantástico porque entre los nuevos vecinos había dos chicos (Lupita y Manuel)  que curiosamente eran casi de la misma edad de Roberto y yo.  Con ellos cultivamos una linda amistad que duro hasta después de la adolescencia.
Manuel fue mi primer novio, y fue algo bien curioso porque éramos  unos niños jugando a ser mayores. Ahora que lo recuerdo me causa mucha gracias y al mismo tiempo me da mucha ternura. Dos niños jugando a descubrir el amor a través de cartitas que nos mandábamos con nuestros hermanos  que en ese entonces hacían un poco de celestinos, sin siquiera enterarse. Aquello  sí que fue lindo... Ese miedo a ser descubiertos, ese esperar por una nueva carta y leerla rápidamente  para esconderla antes que alguien la viera. Ojala el amor siempre  fuera tan simple, tan ingenuo y maravilloso toda la vida. Jamás nos tomamos de la mano y mucho menos nos besamos y sin embargo ese recuerdo tiene un lugar más que especial en mi memoria.
Desde entonces aprendí que nada es para siempre por más bonitas y fantásticas que sean las cosas.
Entre mas crecíamos más nos distanciábamos hasta que llego el día en que ni siquiera nos volvimos a hablar.
No puedo dejar de contarles  que Manuel una vez que fue de vacaciones a la playa, me trajo un regalo que en ese tiempo me pareció lindísimo, un montón de conchitas de muchos tamaños que el mismo recogió, y que me envió dentro de un sobre.
¡Ay qué tiempo aquel tan maravilloso! 

lunes, 17 de marzo de 2014

El árbol de aguacate

Imagen tomada de: http://www.mimorelia.com/noticias/43959

En el patio había un enorme y frondoso árbol de aguacate, era mi árbol favorito, me encantaba subir en él, era mi gran logro poder trepar por sus ramas y alcanzar sus frutos.
Ricardo, Roberto y yo pasamos muchas horas jugando en él, cuando no estábamos sobre su ramas jugábamos bajo su sombra canicas o cochecitos o lo que se nos pudiera ocurrir, era tal vez nuestro sitio favorito para jugar.
En una ocasión hicimos un columpio colgando una soga en una de sus ramas y pusimos una tabla sobrepuesta para que la cuerda no nos lastimara al sentarnos,  y nos columpiábamos muy fuerte hasta llegar  a la altura del techo  de una vieja bodega que estaba junto al árbol, era tan divertido, se sentía una gran emoción  poder estar a esa altura, era casi como poder volar.
Un día que Roberto y yo jugábamos en el columpio, el se cayó justo cuando estaba en la parte más alta, se quedo inconsciente tirado en el piso con la tabla que usábamos de asiento a su lado, me asuste tanto... comencé a moverlo al tiempo que le hablaba, pero él no reaccionaba, primero supuse que solo estaba jugando y quería asustarme (cosa que consiguió) solo que al ver que no reaccionaba entre en pánico y desesperada por hacerlo reaccionar tome la tabla y con fuerza lo golpeé en el estómago, inmediatamente el comenzó a llorar ¡Dios que alivio sentí!  Hoy cuando lo recuerdo me muero de risa pero la verdad es que fue una de las veces que más miedo he sentido en mi vida.

domingo, 16 de marzo de 2014

Mi niñez



Mi niñez transcurrió tranquila trepando en los árboles frutales que había en la casa de mis padres, jugando con lodo, corriendo en el gran patio y haciendo alguna que otra diablura con mis hermanos Ricardo y Roberto que en aquella época fueron mis compañeros de juego porque en la cuadra en que vivíamos no habían más niños.
De vez en cuando y por indicaciones de Ricardo, Roberto y yo atrapábamos lagartijas para que él pudiera jugar a ser doctor y abrirlas para ver que tenían dentro. Los pobres animalitos siempre acababan muriendo al día siguiente o a los dos días y la única vez que logro sobrevivir una de ellas una semana Ricardo sintió que ya era todo un cirujano.
Aun recuerdo aquellos días de lluvia cuando parecía que el cielo iba a caerse entero me encantaban, cuando para la lluvia todo parecía haberse lavado y los colores brillaban de manera especial,  era como si los árboles y las planta se hubieran puesto su mejor vestido adornado de mil perlas cristalinas para festejar la vida que el agua traía consigo, después el arco iris... Después la calle empedrada convertida en rio y yo corriendo entre charcos jugando con barquitos de papel. Como estos recuerdos muchos que bailan en mi memoria y se vuelven  añoranza.
Mi niñez  fue grandiosa y con enorme pena me doy cuenta que cada vez los recuerdos se van tornando confusos y borrosos.

sábado, 15 de marzo de 2014

La familia


Mi familia fue una familia normal, la formábamos mis padres mis cinco hermanos: Carlos, Rocío, Guillermo, Ricardo, Roberto y yo.
De Carlos no tengo muchos recuerdos, quizá porque él es el mayor y realmente no conviví mucho con él. Una cosa que recuerdo mucho es cuando se fue a Tijuana (me parece) y yo le hice una carta con dibujitos porque lo extrañaba.
Mi hermana Rocío ay Dios! que puedo decir, igual es muchos años mayor que yo y cuando niña no convivimos mucho, aunque ahora de grandes nos hemos acoplado muy bien.
Guillermo... uno de mis hermanos favoritos por mucho, con el pude convivir mucho más cuando era una adolecente de no haber sido por el no habría tenido tantos momentos padres, el merece un espacio aparte, ya en otro momento les contare mas sobre él.
Ricardo y Roberto fueron con los que más tiempo pase en mi niñez, jugamos y compartimos muchas travesuras, por algún tiempo fuimos inseparables. Tengo que dedicar más entradas dedicadas a ellos.
La familia en mi niñez y adolescencia fueron muy importantes para mí y me marcaron enormemente , que ganas de volver a compartir como antes.

viernes, 14 de marzo de 2014

Un hombre excepcional


Que les puedo decir de mi padre si fui y sigo siendo su fan # 1 Aunque a simple vista parecía un hombre muy serio con cara de enojado, era una persona realmente amable y  tierno (al menos a mi me lo parecía.)
Como no admirarlo si era un hombre  sensato, noble, de buenos sentimientos y convicciones firmes, siempre tenía las palabras indicadas para hacerte sentir bien o para hacerte sentir  peor que microbio si te portabas mal (¡ay! prefería un cuerazo de mi Mamá a un regaño de Papá ) era muy fino para llamar la atención, sin necesidad de levantar la voz  ni perder el estilo te ponía en tu lugar.
Era una persona muy educada y culta, amaba leer  (era un devorador de libros) y cuando un tema le interesaba buscaba la manera de instruirse en él. A veces pienso que le habría encantado tener a mano una computadora con acceso a internet, con tanta información disponible habría estado feliz.
Las personas que lo conocieron saben de lo que hablo, tuvo muchos amigos que lo quisieron mucho y estoy segura que muchos aun lo recuerdan con respeto y cariño.
Mi padre me dejo muy buenos recuerdos y me enseño muchas cosas sin duda es el mejor ser humano que he conocido en toda mi vida y al igual que a mi madre lo extraño mucho, ojala no te hubieras ido tan pronto, me falto mucho que aprender de ti.

jueves, 13 de marzo de 2014

Te extraño Mamá!


Una de las cosas que más recuerdo de mi madre era lo poco que sonreía. No es que siempre estuviera enojada, simplemente creo que por alguna razón no era feliz y por eso se había refugiado en sus oraciones y sus pensamientos.
La recuerdo poco riendo a carcajadas, pero cuando lo hacía era maravilloso porque su risa  era contagiosa, era como un día de fiesta... como navidad.
Debo reconocer que en aquel momento no comprendí muchas cosas.  A esa edad se es tan egoísta  y por supuesto que yo no fui la excepción,  pero hoy, debo confesar con gran amargura que me arrepiento tanto de no haberme dado el tiempo de conocer más  a mi madre, Debí  preguntar el porqué de sus largos silencios y sus pocas sonrisas. Tendría que haberme preocupado por saber que se escondía detrás de esa coraza que parecía tan dura e  imposible de penetrar.
Perdí por egoísmo la única oportunidad que me dio la vida para conocerla, comprenderla, apoyarla y decirle que la amaba, porque curiosamente tampoco recuerdo habérselo dicho, di por entendido que ella lo sabía y un día sin decir adiós se fue.
Ya no sirve de nada lamentarme, pero lo hago cada y lo haré cada día de mi existencia.
Donde quiera que estés quiero decirte que te amé con todo mi corazón. Te extraño Mamá.



Dedicatoria


Repentinamente me encuentro analizando mi vida y no sé por qué. Será tal vez porque de pronto los años han empezado a pesarme, o las enfermedades me hacen creer que ya no me queda tanto tiempo o, simplemente porque dispongo de más tiempo para pensar. Lo cierto es que  llegan a mi mente cientos de recuerdos que giran como un enorme remolino que revuelve cada rincón  de mi cerebro y saca a flote hasta aquellos momentos más ocultos, escondidos y olvidados.
Siento unas ganas locas por contar todo cuanto he vivido aunque no sea nada importante, en realidad no hice de mi paso por este mundo nada digno de contar y aún así me gustaría que al menos de esta manera puedan mis hijos conocer un poco a la mujer que fue su madre, porque ha de llegar el momento en que surjan muchas interrogantes y descubran que realmente he sido una desconocida para ellos, lo sé porque yo misma me he dado cuenta que realmente no conocí a mi madre, y esto es una de las cosas que más tristeza me dan.
Me gustaría empezar por el principio aunque no logro comprender bien cuál es ya que en mi largo camino ha habido muchas historias con  principios y finales.
Mientras alcance el tiempo iré contándoles mis experiencias, mis logros y  fracasos, mis sueños e ilusiones, mis alegrías y mis más grandes tristezas.

Estas historias del alma van dedicadas a mis hijos: Israel, Javier Alberto, Jorge Ernesto y Marco Antonio.