martes, 29 de abril de 2014

Las ventas no son lo mío.

Imagen tomada de:http://silypatvanesaduran.blogspot.mx/

Rocío llego a buscarme acompañada por Ricardo, hijo de Felipe su pareja, desde el primer momento él me agrado a pesar de su aspecto serio y presuntuoso, era seguro que nos llevaríamos bien.

Una vez que llegamos a su casa, cenamos y nos instalamos rápidamente pues ya era tarde, después de acostar a los niños platicamos un buen rato para ponernos un poco al tanto antes de dormir.

Si mal no recuerdo por unos días estuve en casa tratando de ayudar a Felipe a acomodar sus cosas y haciendo lo que él me indicaba, pero llego el día en que me dijo que trabajaría vendiendo refacciones automotrices, y me auguró mucho éxito pues estaba a punto de entrar a un mundo de hombres en el que por el simple hecho de ser mujer podría levantar buenos y jugosos pedidos; los primeros días él iría conmigo para enseñarme como debía vender. Y una mañana salimos a una ciudad cercana a visitar algunos clientes, en las primeras visitas yo solo estuve como observadora y de pronto me pareció facilísimo -¡ya la hice!- pensé. La siguiente ciudad que visitamos fue Cuernavaca Morelos, y esta vez me tocaba bajar a mi sola a visitar nuevas refaccionarias y procurar levantar pedidos grandes, tarea que parecía fácil pero que en realidad no lo era, puesto que no conocía la mercancía que se trabajaba, aún así salí del auto muy decidida, tomé los catálogos, los muestrarios y mi libreta de pedidos. no había dado un solo paso cuando empecé a sudar; sentía mariposas en el estómago, las piernas me temblaban... comencé a experimentar una extraña sensación... simplemente entre en pánico y me quede paralizada. Felipe noto inmediatamente lo que sucedía y me animo, a decir verdad no recuerdo cuales fueron sus palabras, pero seguramente algo así como: "tu puedes" al menos eso creo, la verdad es que creo que ni siquiera lo escuche. Después de un momento de tratar de controlarme por fin me decidí a entra.

Buenos días ¿se encuentra el encargado? pregunte a un hombre que se encontraba tras el mostrador. El muy amable y con una gran sonrisa replicó: "soy yo ¿en que la puedo ayudar? En ese momento inicié mi discurso ensayado. Mi nombre es Pilar Sánchez y soy representante... bla bla bla. La lengua se me trababa, las palabras no fluían, era como si mi cerebro y mi boca no estuvieran conectados, cada uno iba por su lado a su antojo. De cualquier forma y sin enterarme realmente como lo hice el hombre sin dejar de sonreír empezó a hacer el pedido, que al final fue bastante grande.

Me despedí cordialmente y me dirigí a la puerta, en ese momento el hombre me llamó por mi nombre, al volverme para preguntar qué pasaba me pregunto ¿puedo invitarle un café más tarde? mi respuesta fue: tal vez otro día, agite mi mano despidiéndome y salí.

¡Dios, había hecho mi primer venta! al salir del lugar sentí un gran alivio, mi corazón latía muy fuerte, mi cerebro decía despacio y mis pies querían corre. Lo pienso y muero de risa, seguro que me veía ridícula y muy cómica.

Cuando le enseñé a Felipe el pedido que me había hecho el hombre, me felicitó y me confesó que a él nunca le había comprado nada.

Las ventas no me gustaron para nada, cada vez que tenía que entrar a una nueva refaccionaría sufría muchísimo; hice algunas ventas y al volver le dije a Felipe que prefería atender la tienda de aeromodelismo que tenía, que las ventas definitivamente no eran lo mío; él trato de convencerme de seguir en las ventas pues ahí había más dinero y en la tienda solo tendría un salario bajo, cosa que no me importó, no pensaba volver a experimentar ese sufrimiento cuando había que visitar un nuevo cliente.

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