jueves, 24 de abril de 2014

El nacimiento de Tony

Imagen tomada de: http://blog.interflora.es/



Después del tremendo susto por la desaparición de Liliana, supuse que las cosas tomarían nuevamente su curso y la calma volvería pero, no fue así, apenas empezaban los problemas y me esperaban muchas lagrimas.

Un día cuando ya faltaba poco para que mi quinto bebé naciera, me enteré que Javier me engañaba con otra mujer, que se llamaba Beatriz. Ella aún sabiendo que Javier era casado y que yo esperaba un bebé no dudo en enredarse con él, pero al final el que actuó mal y a quien tenía que reclamarle fue Javier, quien se supone debería darme respeto, de ella mejor ni hablar.

Un día fuimos a visitar a mi hermano Ricardo, recuerdo que Javier me dijo que tenía cosas que hacer y se retiro diciéndome que regresaría más tarde por mi; se fue la tarde, se hizo de noche y él no aparecía. Yo por mi estado ya me sentía muy cansada y además apenada con Ricardo, seguramente ya querían retirarse a descansar él y su esposa, ya era tarde, mis niños empezaron a caer dormidos uno a uno después de que nos dieron de cenar y de Javier nada. En aquel tiempo no era común usar teléfonos móviles por lo que no había manera de comunicarme con él. Yo no tenía ni un peso para regresarme a mi casa, por lo que no me quedaba más remedio que esperar, poco después de la media noche Ricardo me dijo que nos acomodáramos para dormir, porque al parecer Javier ya no iría por nosotros.

Al día siguiente como al medio día, con mucha vergüenza le pedí a mi hermano algo de dinero para irme a mi casa, justo estaba en eso cuando Javier apareció con cara de haber pasado la noche sin dormir y bebiendo.

No recuerdo bien si fue esa misma noche o la noche siguiente cuando escuche a Javier hablando con un vecino sobre donde había pasado esa noche que me dejo en casa de mi hermano; dijo que él y la tal Beatriz, habían decidido irse a vivir juntos a la ciudad de México y que ya entrada la madrugada se habían hospedado en un hotel que encontraron en el camino ya que los dos estaba ebrios, pero que en la mañana él se había arrepentido y se regreso a Guadalajara. Sentí como si me hubieran echado un balde de agua helada encima. Esa noche no hice más que llorar, no pude conciliar el sueño, no sabía qué hacer, me sentía totalmente desprotegida e indefensa ¿lo dejaba? pero a dónde iría. Qué podía hacer con cuatro niños y a punto de dar a luz a un quinto bebé. En mi cabeza daban vueltas mil preguntas sin encontrar la respuesta a ellas.

A la mañana siguiente Javier me pidió disculpas y no me quedo más remedio que disculparlo o al menos hacerle creer que así era. Ahora me pregunto si en verdad lo amaba tanto como para permitir esa humillación o simplemente fue miedo a dejarlo, el mundo se me cerraba pensando cómo podría mantener a mis hijos pues no sabía hacer nada. Las cosas quedaron así, yo fingía que no había pasado nada, aunque en mi cabeza no dejaba de dar vueltas aquel suceso, él trataba de hacerme creer que la había dejado, pero yo bien sabía que no.

Llego el día de dar a Luz, fue un hermoso varoncito de ojos azules y cabello rubio, parecía un muñequito que resaltaba entre los otros pequeñitos del cunero, no había quien no dijera que era precioso.

El día que me dieron de alta Javier me llevo a casa, me dejo ahí a eso de las dos de la tarde y se fue diciendo que iría a comprar las cosas que necesitaba, como pañales, biberones, toallas sanitarias y algunas otras cosas. Las horas pasaron... se hizo de noche esperando que él regresara, seguramente estaba con la tal Beatriz mientras yo no sabía qué hacer, el bebé necesitaba pañales y yo no tenía, me vi obligada a usar unas sabanitas que tenía como pañales, el pequeño no dejaba de llorar porque casi no tenía leche para amamantarlo.

Los días posteriores al alumbramiento yo no hacía más que llorar, sabía que Javier seguía con aquella mujer, por más que él lo negara.

El nacimiento de un Niño es motivo de gran alegría, pero yo no podía ser feliz en ese momento.

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