Pasado y futuro.I

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Después de tanta vida nos hemos vuelto a encontrar;

después de tus decepciones y las mías,

de mis triunfos y los tuyos,

de nuestros fracasos y nuestras andanzas.

Por fin nos hemos vuelto a cruzar después de tanto camino andado;

tú me miraste con ojos de ayer y yo te vi con ojos de futuro,

a mí me saltó el corazón de alegría y a ti te limitó un mal recuerdo,

nos jugó una broma cruel el destino, a ti te frenó el pasado y a mí me dolió el futuro.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro a julio del 2018

Lo que hubo entre nosotros

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Lo que hubo entre nosotros, aquella mañana, 

fue sólo instinto básico, aunque… 

Quién sabe, a lo mejor entre caricias y gemidos de pasión,

algún suspiro, haya logrado abrirte el corazón.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
Querétaro a julio del 2018

A dónde se fueron?

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¿A dónde se fueron los vivos, los que respiran, piensan y sienten?

Mi mundo se va llenando cada vez más de fantasmas;

todos extranjeros, todos lejanos, todos ausentes… Todos como yo.

La raza sentipensante del planeta se está extinguiendo,

se la está devorando la caja de cristal que rompe la distancia

pero, que nos aleja más y más de la realidad.

Se nos están olvidando a qué huele la gente, a que huele y sabe el amor.

Ya no sabemos qué se siente tocar, no sabemos más cuál es la temperatura de una piel cercana, y en ocasiones, ni siquiera recordamos cómo suena una voz.

Nos engulló el piso 13… Ese que está sin estar.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro a julio del 2018

Diferente.

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Era diferente, le amasaron con una arcilla provista de magia y encanto, suavizada con lágrimas de luna y gotas de lluvia.
Las manos de su creador le moldearon con la maestría que sólo tienen las manos bendecidas con arte para crear maravillas.
En sus ojos brillaban todas las estrellas y a sus labios el sol les confirió su calor. Le amasaron con una arcilla diferente, le moldearon y le hicieron un ser divino… No era terrenal aunque me amó como si lo fuera.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018

Cielo triste.

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Viene muy crecido el río… Señal de que el cielo esta triste y arriba, en la loma, ha dejado caer con fuerza su melancolía.; será porque el sol y las estrellas se ocultaron para no iluminar su inmensidad o, acaso será que se enamoró del mar, allá en el horizonte sin poderlo nunca alcanzar.
El cielo está triste, y con su desconsuelo, alimenta la elevación del río, que agradecido riega la pradera que reverdece y florece para apagar la tristeza que agobia al cielo. El río le canta al cielo y el cielo con sus lágrimas le besa y le da grandeza.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
Querétaro a junio del 2018

La estrella más bella.

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Te fuiste yendo como se va la claridad del día hasta convertirse en oscuridad, y yo... Yo me senté a ver el cielo cambiar de color, hasta llenarse estrellas y ahí en medio de esa inmensidad me vi brillar como la estrella más bella.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018

El pensamiento y las letras.

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Hay ocasiones en las que el pensamiento y la palabra, olvida que han sido amantes toda la vida; ella huye, se esconde y él, enmudece sin poder contar sus locas historia, sus coherencias y hasta sus fantasías. El pensamiento siente volverse loco y busca desesperado a la palabra, que orgullosa, se aleja y se esconde negándose a volver, pero, al final siempre vuelve con un nuevo traje, vuelve vestida de inspiración.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
Querétaro a julio del 2018

Te invito...

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Te invito a amasar corazones con las nubes y a encender estrellas en el cielo,

A pescar sueños en el lago y a pincelar de verde los jardines.

Te invito a ocultar sonrisas en los cascabeles y a hacer música con los latidos del corazón,

A bailar un vals sobre las olas y a jugar carreras en los rayos del sol.

Te invito a hacerle cosquillas a la luna y a cantarle nanas al pasado,

A perdernos en la noche a regresar con la luz del amor.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018

Sigamos soñando

Los muertos me acompañan

Temblando de frío.

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Le di el calor de mi sonrisa en cada beso y la calidez de mis manos en cada caricia, porque encontré su cuerpo temblando de frío en el anochecer de su vida y él… Él prometió hacer mi primavera eterna y borrar de mi existencia el invierno y el otoño… Así le entregué las últimas flores y las doradas hojas de mi otoño al témpano de hielo, que prometió derretir su glacial blancura hasta dejar al descubierto el último latir, de un corazón congelado por la rutina y el hastío.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, junio del 2018

Invisible.

Ojos de hechicero.

Hay miradas que enamoran y acarician.

hay ojos de cautivan, que engañan y atrapan,

Y él tenía los ojos del tramposo hechicero.

Tenía la mirada más bella que jamás había visto,

parecía diáfana, parecía pura, parecía sincera

y quise mirarme en ella pero, los espejos de sus ojos

robaron mi alma y desde entonces, vaga en las sombras

de un limbo del que no hay escapatoria…

un limbo perdido en la inmensa negrura de sus entrañas.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, junio del 2018

Te extraño, papá.

Ya no tengo a mi padre conmigo, hace muchos años que se fue, tanto que ni siquiera recuerdo cuántos. Emprendió su viaje sin regreso, dejándome en el corazón marcada una de las dos primeras pérdidas más significativas de mi vida; aquel día, sin despedida, se me fue mi ejemplo, mi súperman, y mi eterno ídolo.

Te recuerdo, papá, te llevo en el alma y clavado en mi vida muy a pesar del tiempo y la ausencia porque supiste guiar mis pasos enseñándome lo correcto y lo justo, dándome tu mano en cada una de mis caídas hasta el último momento que estuviste a mi lado.

Te extraño hoy, papá, y te extrañaré hasta el último latir de esté corazón que me diste.

Felicidades a todos los papás en su día.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, junio del 2018

Era feliz...I

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Era feliz cuando aún podía creer que cada mañana, el sol salía de entre las ramas de los árboles en los que se escondía para dormir cada noche, y los bebés venían de Paris colgados del pico de una cigüeña.

Era feliz, inmensamente feliz, cuando creía que la vida era de colores y los únicos finales que existían para las historias de amor era: “vivieron felices para siempre” La alegría regía mi existencia cuando creía que las nubes eran de algodón y en ellas se escondían seres maravillosos que con el viento surgían.

Fui feliz cuando el patio de mi casa era el mundo entero y él, me ofrecía experiencias inigualables, y las hadas y duendes eran mis amigos, los árboles eran la raíz y la nave que me transportaba a universos fabulosos en los que mi imaginación marcaba el límite del principio y el fin del viaje.

Fui feliz cuando el reloj no era más que un artefacto que son su tic tac me adormecía y sus manecillas no marcaban el tiempo, sólo eran un par de corredores compitiendo en una carrera que nunca tenía fin y en la que nunca había ganador.

Era feliz cuando los brazos de mi madre eran la única fuente de calor y protección que en el planeta existía, en fin, que fui inmensa y mágicamente feliz cuando mi risa era un diminuto cascabel y mis pies enlodados dejaban sus huellas por la casa.

Hoy crecí y no puedo decir que olvidé lo que es la felicidad, pero ahora ésta perdió la magia de la niñez, hoy la felicidad es un intento perpetuo de alcanzar a la alegría que se oculta tras el horizonte.



© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018

Soñé.

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Soñé que tenía en mi jardín tres perros negros, dos caballos -uno negro y uno blanco- un gato hipócrita en mi cama, en mi corazón había, una casa amarilla con ventanas y puertas de madera, que aunque cerradas, no tenían cadenas ni candados.
Soñé que tenía cien águilas en los pies, un amplio cielo negro salpicado con estrellas de oro escondido en mi cerebro, una rosa roja llena de besos, un árbol frutal en mi vientre y la visión inocente de un niño en los ojos.
Soñé que tenía una caja de herramientas en las manos, una ilusión en los sueños, una cuerda de cristal en mi realidad y un amor inmenso para regalar.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018

La mujer de los sueños.

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Era ella la mujer de los sueños, sus sueños le daban vida y había aprendido a ver los mensajes que en ellos se escondían, creía tanto en ellos que su existencia se regía por los anuncios que éstos le dejaban cada noche. Si tenía problemas o había que tomar decisiones, primero consultaba con sus sueños para saber qué debía hacer, y hasta hace algún tiempo jamás le habían defraudado, las respuestas siempre venían acertadas, hasta el día que empezó a tener sueños recurrentes a los que no logró encontrar significado. Esos sueños se repetían de manera cíclica y siempre en el mismo orden:

*El bebé hermoso y rubio que se presentaba desnudo y por el que ella se preocupaba por mantener limpio y arropado. 

*La casa conocida en la que cada habitación de pronto tenía puertas que antes no tenía y que habrían espacios ocultos. 

*El lugar oscuro en el que desesperada buscaba el interruptor y al encontrarlo no funcionaba.

 
*El buscar y buscar en un armario de mil puertas.

Por primera vez no conseguía encontrar las respuestas ¿Qué le quería decir el subconsciente con esos sueños? Seguro era algo importante porque no paraban, cada noche seguían presentándose los mismos escenarios y las mismas situaciones sin que ella consiguiera entender cuál era el mensaje que éstos ocultaban y su vida de pronto se volvió un caos, nada iba bien.
Los años pasaron sin que ella lograra saber su significado, fue entonces que decidió ignorarlos y perder la fe en ellos; la mujer de los sueños, resolvió no volver a dormir por el resto de su vida, por temor a volver a soñar.


© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018

Rarezas.

Te fuiste.

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Te fuiste pero te olvidaste en mis labios los besos que me diste y en mis oídos los “te amo” que me regalaste.

Te marchaste pero no te llevaste el aroma tan tuyo que dejaste en mi nariz ni la imagen que tuya que dejaste en mis ojos.

Te largaste sin cargar en tu maleta los sueños que me ofreciste ni el sentimiento enorme que en mi corazón sembraste.

Te fuiste olvidándolo todo, y lo único que te llevaste, fueron mi vida y mi sonrisa.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro a mayo del 2018

Me gusta escribir.

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Me gusta escribir, jugar con las palabras hasta formar pequeñas historias o pensamientos, escribo porque es mi manera de comunicarme con la gente.

Me gusta escribir porque es mi estilo de dar rienda suelta a mi fantasía, escribo porque así creo mi propio mundo.

Me gusta escribir, fusionar pensamientos, sentires y letras, escribo aunque nadie me lea, aunque nadie me entienda y aunque nadie me regale un “me gusta” un diploma o me ovacione.

Escribo, en fin, porque las letras están en mi sangre aunque nadie lo comprenda, escribo por placer y para ser feliz, no para ser popular.

© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, junio del 2018

Veneno doble.

Te quiero en mi vida.

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No te quiero en cualquier parte del mundo, te quiero aquí y ahora entre mis brazos, en medio de mis latidos, metido en mis entrañas.

No te quiero en las fronteras inhóspitas de países lejanos, te quiero en las pupilas de mis ojos, en medio de mi pensamiento, metido en mi realidad.

No quiero distancia entre nosotros ni tiempo que nos lleve al olvido, te quiero ahora cruzando los caminos que surcan mi piel, te quiero entre mis dedos, te quiero metido en mi cama.

No te quiero ajeno, te quiero bien mío, mezclado en mi sangre, en medio de mi vida, metido muy dentro en el corazón mío. ©


María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro a mayo del 2018

Reloj

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Las 12:00 A.M… las 2:00 A.M… las 4:00 A.M., y yo sin poder dormir por culpa del reloj de mi habitación que no hace tic tac como los relojes comunes, el muy canalla está empeñado en no dejar que te olvide y, a cada segundo repite tu nombre. ©

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez 

Querétaro a mayo del 2018 

Contando huellas.Imagen tomada de la web

Imagen tomada de la web.

Voy contando las huellas que voy dejando en mi andar por el camino, no sé si han sido muchas o han sido pocas, no sé si fueron superficiales o profundas; lo que sé y de lo que tengo certeza, es que en algunos corazones por los que pasé, mi marca, de manera imborrable dejé. © 

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez 

Querétaro a mayo del 2018 

Tenía la noche.

Una razón.

El amor vuelve...

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El amor siempre vuelve, nunca se va del todo; nos persigue, nos acecha, se esconde a la vuelta de la esquina o en la banca de algún parque; nos acosa, nos persigue esperando el momento de atacar.
El amor siempre vuelve, se alimenta de sufrimiento, es sanguinario cruel de engañosa presencia, vestido de rosa, perfumado de aromas sutiles venenosos y adictivos; el amor siempre vuelve y volverá tantas veces como necesite, hasta hacernos polvo el corazón.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro a mayo del 2018

Aspirante.

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Inexperto “don Juan” no quiera conocerme, conmigo siempre ha de perder, llevo la experiencia en el cerebro y el colmillo en el corazón.

Aspirante a seductor, no quiera conquistarme, a mi me sobran los años y a usted le falta experiencia y sazón.

Aprendiz de conquistador, mejor vaya a buscar princesitas inexpertas, entienda que seguir con su terquedad, le dejará herida su vanidad.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro a mayo del 2018

Echar raíces.

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Quiero echar raíces al lado de la hoguera de tu cuerpo y crecer bajo la luz de tu hermosa mirada.
Quiero florecer fertilizada con su tu amor y dar frutos muy dulces con los que se alimente tu corazón.
Quiero acoger tus anhelos entre mis frondosas ramas y cobijar con mi sombra los sueños que tanto amas.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro a mayo del 2018

Antes de ese día, no vi morir a nadie.

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Antes de ese día, no vi morir a nadie; sabía de la muerte y su impresionante drama, conocía a la perfección la inmensa soledad que deja al pasar por tu huerto… Lo que desconocía era el impacto profundo que causa presenciar el último segundo de una vida y el primero de su muerte.

Aquella tarde, le vi con la mirada perdida y los ojos fijos en la pared, lo miré con el semblante en paz y con la palabra perdida. La muerte rondaba su lecho, esperaba invisible el momento de vencer a la vida, la muerte esperaba paciente mientras yo, rogaba a la vida que le dejara seguir respirando.

Su corazón dejó de latir frente a mí, y yo, muda lo dejé partir. En aquel momento no hubo en mí ninguna clase de rebeldía, en aquel momento no lograba entender lo que estaba ocurriendo; le dejé ir sin despedida previa, sin brindarle un último “te amo” lo miré irse sin siquiera decirle: “No te vayas, aún te necesito.”

Las siguientes horas fueron de silencio y llanto, de negación, de mil “¿por qué?” Después de varios días, mi mente comenzó a entender que no volvería y, juro por dios, que el cielo lloró conmigo y mi entorno se volvió vacío… Juro que hasta hoy la vida para mí, sigue cubierta de frío.


María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro a mayo del 2018

Verdes y grises.

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Contraste de verdes y gris, es lo que asoma esta tarde por mi ventana; el viento hace bailar las copas de los árboles al compás de la suave melodía que crea al pasar entre sus hojas, y el cielo, amenaza con golpear la tierra al dejarse caer en torrencial aguacero.

La imaginación se deja llevar por la transparencia que se pasea entre los tonos esmeraldas que danzan ante mis ojos a través del cristal; el clima aviva mis fantasías y estimula los sentidos… Los contraste de jade y gris, que asoman por mi ventana, me hacen saber que sigo viva.


María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
Querétaro, a mayo del 2018

Soledad extrema.

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He ido escalando, uno a uno los diferentes grados que tiene la soledad; Estoy en el máximo nivel que existe, estoy en un momento en el que sin importar a qué punto cardinal voltee no hay nadie cerca de mí. Los días sin mirar a alguien, pasan calando fuerte el alma y la mente, la soledad acaba afectando la salud y la autoestima, termina por matar las ganas de seguir.

De pronto parece que la persona más cercana a mí, se encuentra a años luz; la voz de la gente hoy parece una leyenda, o un invento de mi triste imaginación, parece un recuerdo borroso y lejano; pareciera que mi nombre se borró de la memoria de todo ser pensante capaz de pronunciar palabras… De pronto soy el fantasma del que todo ser viviente se ha olvidado.

Hoy soy una flor que se marchita lentamente en medio de la nada y sin que a nadie le importe. Hasta la soledad tiene límite y yo, puedo asegurar que he traspasado la barrera de ese límite… Dudo que alguna vez sepas lo que es esta soledad, y espero que nunca lo sepas.



María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro a mayo del 2018

Cómo haces.

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¿Cómo haces para hacerte presente en todo lo que hago? te cuelgas de mis letras cuando leo y te metes en la tinta de mi pluma; en la calle, al cruzar la avenida casi me atropellas y te asomas por el semáforo cuando enciende la luz roja.
No sé cómo haces para estar en cada uno de mis latidos, te infiltras en mi pecho atreves del aire que respiro y circulas por mis venas diluido en mi sangre, tiñéndola de roja; vagas por mis sueños al dormir y tejido estás, en las telas que me cubren.
No tengo idea de cómo es que haces para no irte de mi vida, pero... ¡No lo hagas nunca!

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
Querétaro, Mayo del 2018

Para qué volviste?

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Volviste para citar a García Márquez: “En verdad hay sentimientos que es mejor que se queden en lo platónico; y es mejor recordarlos así, irreales, inacabados, porque eso es lo que los hace perfectos”… Para eso mejor no hubieras vuelto; debiste quedarte allá lejos, debiste dejarme seguir pensando que habías muerto.

Volviste y despertaste aquel amor que hace años dormía… ¿Para qué volviste, si no era para quedarte?

Querétaro abril del 2018

Siempre la misma.

Por donde quiera que me busques y me encuentres, siempre seré yo, con la misma fotografía y el mismo nombre; siempre seré la misma, vestida de primavera o de ropas invernales, con traje de arlequín o cubierta por túnicas de llanto, envuelta de sombras o bañada de amaneceres... Yo siempre seré la misma, no importa si río, si sufro, o si estoy enamorada.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro, abril del 2018

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Sueño absurdo.

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Fue un sueño absurdo;  

nos vi de la mano dejando

nuestras huellas sobre la arena

sentí la brisa del mar humedeciendo mi piel

y alborotando mi cabellera.

En la lejanía podía escucharse el canto

de las sirenas, perdiéndose con el rugir de las olas

mientras que el mar nos obsequiaba una hermosa

caracola, dejándola a nuestros pies.

La tarde anunciando el ocaso se engalanó

de tonos rojos  y naranjas que invitaban al amor,

y juro que pude ver como el sol se ocultaba en tu mirada,

y juro que tus labios me dijeron mil y un te amo…

Fue un sueño ilógico,

Me vi caminando por la playa de tu mano,

Y al despertar comprendí que no se puede

caminar a la orilla del mar,

de la mano de un muerto.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro, abril del 2018

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Quise saber.

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Interrogué a la rosa el porqué de tu desamor; y la rosa simplemente calló

Cuestioné al ocaso el porqué de tu desdén; y él sin decir nada, se sonrojó.

Le pregunté al cielo porqué te marchaste; y él sin decir nada, sólo lloró.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro, abril del 2018

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Para ti quiero...

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Quiero para ti, las dulces melodías de la naturaleza:

El trinar de aves, para tus soleadas mañanas,

Música de lluvia, para tus húmedas tardes

Y serenata de grillos, para tus oscuras tus noches.

Quiero para ti, del amor la música:

Y el crepitar de mi piel al arder, para tus noches de pasión,

El canto de mi corazón, para la soledad de tus tardes,

Y el sonido de un beso, para tus mañanas serenas.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro, abril del 2018

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Las raíces del alma.

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Siguen vivas las raíces que alimentan el alma,

hay vida en el pecho que se creía muerto;

pueden oírse los murmullos de los retoños

que crecen en el bosque que hace tiempo,

parecía haber sido consumido por el fuego

de una nociva pasión. 

De pronto el aire se llena de oxígeno,

que a los pulmones les cuesta respirar,

acostumbrados estaban al aire contaminado

por el pestilente aroma de la excitación. 

Instantáneamente el alma se ha cubierto de verde frescura,

en cuyo centro se eleva imponente, el corazón que florece

cual roja rosa, volviendo a encontrar el amor.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro, abril del 2018

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Sigo esperando.

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Sigo esperando por ti,

porque sé, claro que lo sé,

que un día seremos eternos,

entre papeles y tinta,

entre amaneceres y ocasos.

Sigo esperando por ti,

porque sé, claro que lo sé,

que una noche seremos perpetuos,

entre música y poesía,

entre sombras y locuras,

entre una vida y otra.

Sigo esperando por ti,

porque sé, claro  que lo sé,

que en cualquier momento,

entre negros, grises y rojos,

entre lágrimas, suspiros y anhelos,

seremos mito, cuento y leyenda.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, abril del 2018

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No te quiero perder.

¿Qué quieres?

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¿Qué quieres?

Si quieres, hago un barco de papel que el océano te lleve a cruzar, un puente con nubes y  un camino de estrellas para que a mi puedas llegar.

 Si quieres te dedico al oído una sinfonía de suspiros, te lleno el alma de sonrisas y te curo el corazón con besos.

Si quieres escribo un verso en la palma de tu mano, te dibujo un arcoíris y te envuelvo con los tersos brazos del viento.

Por ti hago lo que sea pero, no me pidas caminar tras de ti bajo la lluvia, que no te pediré que por mí, mojes los zapatos

.

Derechos reservados

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

Querétaro, Abril del 2018

Arrodíllate.

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Arrodíllate mortal ante el amor divino, que te ofrece un corazón enaltecido por el dolor y maltrecho de tanto amar.

Bendice el alma que sin limitaciones y sin recelo te supo cobijar un día; bendícela porque no habrá otra que sin interés, te vuelva a aceptar.

Venera el recuerdo de aquella mujer que te ofreció un mundo entero y creó un nuevo cielo en el que sólo tú puedas volar.

Ama a la mujer que te escribió un libro entero poniendo el alma en la pluma; ámala porque te aseguro que no habrá otra que te vuelva a adorar.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

©Derechos reservados.

Sal a la vida.

Si me permite.

No hay nosotros.

Ya no hay nosotros; quizás nunca lo hubo, pero déjame pensar que en algún momento fuimos un solo ser y si en algún momento me escuchas decirlo, guárdame el secreto, di que es verdad que en algún momento fuimos uno tú y yo.

Derechos reservados
©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
Querétaro, Abril del 2018
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Raíz del alma.

Un recuerdo puede ser la raíz que
alimenta al alma dándole vida y frescura.
Pensamiento de :
María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
©Derechos reservados.
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Entre un hola y un adiós.

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Entre un principio y un fin:

Ilusiones y anhelos,

palabras y sonrisas,

caricias y besos,

pasiones y deseos.

Entre un encuentro  y una despedida:

Una historia de amor,

que no muere por más que se diga adiós.

©Derechos reservados.

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, Abril de 2018

Renacer de una mujer.

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Creyó que siempre sería la niña caprichosa y voluntariosa

que no sabía, qué, de la vida quería;  

la dejó tirada un día cualquiera en una ciudad de tantas;

la dejó olvidada y despreciada, sin imaginar lo que podía llegar a ser;

después de aquel día su alegría se fue perdiendo con el pasar

de los minutos y las horas, con las claridades y oscuridades,

con el pasar de las lunas y los años.

Después, vinieron días sin luz y primaveras sin flores,

veranos sin calor e inviernos que parecían eternos…

Pero ella sin previo aviso volvió a florecer

…la tiró a su suerte y se perdió, el renacer de una gran mujer.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, Abril del 2018

También sé.

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Yo también sé de amores tiernos,

de amores castos,

de amores sublimes.

También sé de amores correspondidos,

 de amores que acarician con la punta de los dedos

y saben cubrir la frente con dulces besos.

También sé de amores sinceros,

de amores que dan la cara

de amores que endulzan el alma.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez

Querétaro, Abril del 2018