lunes, 4 de enero de 2016

Parte 19. Entre la realidad y las fantasías de Patsy.

Capítulo anterior.

Silencio. Él no dijo nada, parecía estar intentando comprender las palabras que ella había pronunciado. Apenas después de unos segundos que parecieron horas y justo cuando ella pensada dar por terminada la llamada
-Voy para tu casa en éste momento, esto tenemos que hablarlo personalmente.-
Pat sintió que el corazón latía muy fuerte.
-¡No! esto terminó, no hay nada más que hablar.-
Colgó el teléfono sin dar oportunidad a una sola palabra más. La chica había tomado una decisión y no había marcha atrás. Así era ella, decidida y drástica. Algunos podrían tomarla como una bruja egoísta y mala, sin sentimiento alguno, pero en verdad es que ella sólo tenía miedo, y el miedo nos vuelve feroces en ciertas ocasiones.
Todo parecía volver a la normalidad. La escuela, los amigos y compañeros, las peleas familiares... ya no había magia ni la ilusión provocada por un hombre, y así ella era feliz, dentro de un pequeño mundo que ella se creaba a su antojo. Así le gustaba y así sería el resto de su vida, lo que no era capaz de entender y manejar, simplemente no era algo que sirviera, era algo que sin más, saldría de su vida. Sí, nunca dejaría de ser una cobarde, aunque nadie supiera que lo era.
A menudo recordaba a Anthony, ella sin saberlo seguía alimentando la esperanza y esperando el gran milagro de verlo regresar. Con frecuencia caminaba por los lugares por los que habían caminado juntos. Volvía una y otra vez al jardín dónde lo conoció. Seguía conservando la magia, seguía siendo hermoso, mantenía la alfombra verde de césped salpicado de flores coloridas y bellas. aquél sitio se guardaba como lo que era, un rincón fantástico que algún día dio a luz al amor.
Pat pasaba días enteros perdida en su melancolía, cumpliendo con sus obligaciones encerrada en su cuarto recordando, llorando, tratando de comprender porque Anthony no la había podido amar con la misma intensidad y devoción que ella le amaba.
Y después de la melancolía, venía la euforia; la felicidad desbordante, la plenitud y el optimismo que la caracterizaba y que quienes la conocían admiraban. Había a aprendido a manejar una dualidad que la ayudaría a sobrevivir el resto de su vida, pero que también la mantendría presa.
Los días pasaron y Esteban parecía haberse dado por vencido. Y a ella le daba por pensar que al final no le había importado tanto como pretendió hacerle creer. Lo que ella no sabía es que por increíble que pudiera parecer, le había roto el corazón.
Unas semanas más tarde, un miércoles el cartero trajo consigo un sobre azul, una carta que no se espera, una carta a destiempo. En cuanto ella lo vio sobre la mesa, sintió un vuelco en el corazón, se sintió confundida y temerosa; se acercó lentamente y se mantuvo mirando el sobre por un momento, primero pensó en tomarlo y tirarlo en el basurero sin siquiera abrirlo, después de todo ella ya no quería nada con él pero, al final terminó tomando el sobre entre sus manos y se dirigió a su habitación para leerla.

Querida y recordada Patsy:
Han pasado muchos días desde que hablamos por última vez, este tiempo me ha servido para reflexionar sobre lo "nuestro" o debo decir lo mío, porque llegué a la conclusión de que aunque sea ridículo para ti no fui más que un juego.
Cada noche, cuando estoy solo en mi cama vuelvo a pensar en cómo se dieron las cosas, y cada noche vuelvo a sentir rabia y frustración, todo esto ha sido totalmente ilógico. Lo normal habría sido que yo, teniendo la experiencia que la edad me ha dado, fuera quien se divirtiera contigo, pero no fue así, al contrario, me enamoré perdidamente y en verdad te quería en mi vida para siempre.
Debes estarte riendo y disfrutando de mis tontas palabras ¡hazlo! pero aunque no te deseo ningún mal, por ley de la vida, algún día te lamentarás de haber jugado conmigo.

                                                                                     Siempre tuyo, Esteban.

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