lunes, 4 de enero de 2016

Sin encontrar el eje.



Juró que he intentado salir adelante, que he hecho lo humanamente posible por continuar con mi vida mirando siempre al frente. Juro que he buscado el eje que centre mi vida.
No ha resultado nada fácil tratar de cambiar algunos malos hábitos en mi forma de vivir, cómo la mala costumbre de pensar con el corazón, entre otras cosas. He intentado por todos los medios dejar atrás el pasado, que solo me trae malos recuerdos, los buenos parecen haber desaparecido, y no es que no haya habido buenos momentos, ¡claro que los hubo! y fueron muchos, pero, por alguna razón suele ser sólo lo malo lo que se empeña en quedarse presente en todo momento.
Hice cambios en mi persona creyendo que eso ayudaría; me corte y teñí el cabello, baje de peso, intenté cambiar mi forma de vestir, salí, conocí gente nueva, me atreví a caminar por lugares diferentes, pasee, cambié de casa... hice mil cosas pero nada parece funcionar, sigo sin poder encontrar ni mi lugar ni el equilibrio.
Mi cabeza está a punto de incendiarse, de tanto pensar casi he matado hasta la última de mis neuronas, mi cerebro no da para más. Quizá la solución no está en el pensamiento, podría ser que esté en otro lado, en el corazón o la intuición... ¿pudiera ser no? La cosa es que si me dejo guiar por el corazón vuelvo a las malas prácticas de antaño y, me ha quedado claro que el corazón no es el mejor consejero, siempre me ha dado finales dramáticos.
No puedo negar que soy intuitiva, pero según mi cerebro, dejarse llevar por la intuición me convierte en un ser  básico, casi animal, que se mueve por instinto más que por inteligencia.
Y viene una vez más el conflicto que acrecienta más la incertidumbre, y vuelvo al mismo lugar dónde empecé. Y es cuando me pierdo en el limbo, en la nada, en un estado podría decirse vegetativo; dejando pasar los días tratando de no pensar, de no sentir, de no vivir.
Pero entonces vuelve la rebeldía sacudiéndome en cuerpo y alma, entonces vuelvo a la búsqueda del camino, vuelvo a las preguntas de siempre, vuelvo a intentar encontrar mi eje.
No pienso darme por vencida, en algún momento encontraré mi lugar en este mundo y el equilibrio volverá trayendo la paz que tanto necesito.  
Quizá el secreto está en encontrar el equilibrio entre la intuición, el pensamiento y el corazón.

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