miércoles, 31 de agosto de 2016

Margaritas y rosas.



Con la tristeza a flor de piel, se vistió de negro y cortó las flores más bellas del jardín. Margaritas blancas y rosas rojas para cubrir con ellas el cuerpo muerto de su amado, y encendió cuatro cirios alrededor de la cama en la que yacía su amor.

Se dejó caer al lado del lecho, lloró amargamente hasta que las flores se secaron y las velas se apagaron; y lloró hasta que no hubo más lagrimas que derramar, pero el dolor no desapareció, únicamente se secó, y un dolor sin lagrimas duele más.

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