viernes, 26 de agosto de 2016

Él era...


Era para ella quien encendía el sol cada mañana y llenaba de oxígeno el aire que respiraba.
Era quien hacía latir su corazón para que su cuerpo no muriera.
Era la alegría de sus sonrisas y la esperanza de sus sueños.
Era para ella el amor encarnado en un hombre.
Era ante sus ojos el milagroso regalo del universo.
Era en fin, todo aquello que no se ve y se bendice agradecido.
Y un día no fue nada.

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