viernes, 5 de agosto de 2016

Me volví a enamorar.


Comencé a sacar de mi vida a toda esa gente, que como se dice vulgarmente sólo enchincha, ocupa espacio pero no llena vacíos, habla mucho pero no dice nada y presume ser sin llegar a ser.  Así poco a poco me fui quedando sola, hasta encontrarme aislada en mi habitación sosteniendo interesantes diálogos conmigo misma que me llevaron a darme cuenta de lo divertida y buena compañía que soy.
A decir verdad, los primeros días fueron dolorosos y angustiantes, la sensación de soledad, silencio y abandono me carcomían el alma, sin embargo, entre esa inmensa oscuridad en la que se había sumergido mi existencia descubrí una luz dentro de mí, un pequeño y tímido destello que al pasar los días creció hasta deslumbrarme... Era mi propia luz. Y me descubrí bella, me encontré grande, me vi perfecta; a partir de ese momento me volví a amar.
Me costó volver a enamorarme de mí, pero lo conseguí. 

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