martes, 11 de mayo de 2021

Él nunca supo.


 

El destino nuevamente puso en su camino personas que le hablaron de él, le contaron cosas que le calmaron la herida que antaño él le infringiera con su partida sin adiós...

Habían pasado ya varios años desde aquel tiempo en el que él desapareció y en todo ese tiempo ella no lo olvidó, le recordaba cada día con amargura y frustración, en su mente la pregunta no desaparecía, ¿por qué se había ido? la falta de respuesta hizo que su recuerdo se volviera una obsesión en su cabeza y una herida sangrante en su corazón que le impedía ser feliz, aunque la gente viéndole reír creyera que lo era. Había rehecho su vida, había encontrado un hombre que la amaba y con quien había concebido hijos, su camino estaba trazado y ella debía seguirlo con la mejor actitud y con los pies en la tierra, la educación recibida es lo que le dictaba y su rebeldía no llegaba tan lejos como para tomar un rumbo distinto aunque la casualidad le tenía preparada una sorpresa: volver a saber de aquel amor de su adolescencia.

La tarde calurosa de un mes cualquiera para su asombro se cruzó con un par de viejos conocidos con los que platicó animosa, -siempre es grato encontrarse con alguien del pasado, sobre todo si ese tiempo estuvo lleno de buenos momentos- hablaron mucho, recordaron lo mejor de aquel tiempo y entre la charla salió el nombre de una chica que tanto ellos como ella conocían, inmediatamente ella se interesó en saber si ellos conocían el destino de aquella chica, ellos tenían mucha más información de la que se podía esperar, dijeron saber dónde vivía y le dieron instrucciones precisas de cómo llegar a su casa. El tiempo se había ido volando y en un abrir y cerrar de ojos se estaban despidiendo.

Al día siguiente, mientras se ocupada de sus tareas domésticas no dejaba de pensar en lo hablado el día anterior con aquel par de viejos conocidos, en su mente se repetían las instrucciones para llegar a la casa de su amiga y en ella crecía el deseo de irla a buscar, después de todo no se trataba de una amiga cualquiera, ella era justamente la hermana de su amor de adolescencia. No resistió el deseo y se dirigió a buscar a aquella casa en la que, con un poco de suerte sabría que había sido de su gran amor. No le fue difícil encontrar la vivienda y aunque temerosa de no ser bien recibida, se armó de valor y llamó a la puerta y esperó un momento a que alguien le abriera, parecía que no había nadie en casa, no obtuvo respuesta y se dispuso a retirarse, cuando de pronto notó que la cortina de la ventana se movía, alguien le observaba a escondidas, y la puerta se abrió y al hacerlo encontró un rostro sonriente y sorprendido, era ella, la persona a la que iba a buscar y quien de inmediato la invitó a pasar. Hablaron y hablaron por largo rato intentando ponerse al día de todo lo acontecido en el tiempo que no se vieron, hasta que de pronto surgió el tema, ese que en realidad la había llevado a ese lugar, saber de su viejo amor, la chica le contó una historia que explicaba con lujo de detalles la verdadera razón por la que la había abandonado sin explicaciones el hombre causante de tanto dolor en su corazón, escuchó atenta todo lo que se le estaba diciendo y poco a poco su corazón pareció revivir, por fin sabía lo que había pasado, no la habían dejado sin razón, había sido el padre de ella quien había obligado al muchacho a dejarla; en ese momento ella comprendió todo y sintió como su alma se quitaba un gran peso de encima que no la había dejado respirar por años. La chica también le dijo dónde podía encontrar al hombre, quizá esperaba que lo fuera a buscar y, lo cierto es que si lo hizo, apenas salió de casa de su amiga se fue directamente a buscarlo. En cuanto llegó al lugar se dirigió a la puerta con toda la intención de llamar, pero algo la detuvo, por su cabeza pasaron las imágenes atesoradas de momentos que pasaron juntos y luego una pregunta fría ¿para qué? los dos ya tenían sus vidas hechas con otras personas, ambos tenían sus familias... ¿Para qué volver a verse? se alejó de la puerta y volvió sobre sus pasos, por fin estaba en paz, el recuerdo ya no dolía al comprender que sí la había amado. Él nunca lo supo, pero la chiquilla años más tarde volvió a buscarlo.

 

María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.

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