viernes, 10 de julio de 2015

El hombre que vivía una vida de mentira.


No es que crea que yo encaje en el grupo de las personas  conscientes  y comunes,  estoy entre las que poseen cualquier tipo de rarezas y locuras,  pero he conocido gente de lo más extraña  a lo largo de mi vida -que me hacen parecer normal-  como el hombre aquel que vivía de mentiras. 

Él era un hombre que a mi limitado y personal  entender prefirió sumergirse en un mundo lleno de falsedades antes de armarse de valor  y crear la vida que realmente quería. Le resultó muy cómodo tomar lo que se le fue  dando aún cuando no era lo que merecía ni necesitaba para ser feliz.

Lleno de supuestas culpas  y cargando conceptos heredados, se acurrucó en el sillón con las manos abiertas y se dispuso a recibir lo que consideró oportuno  prudente y merecido, aún cuando fueran un montón  de engañosas apariencias, que le hacían parecer un hombre completo y pleno. -Sé de lo que hablo, sé bien lo que es sentarse a mirar la vida pasar sin esperar nada de ella por creer que no se merece nada-

Se dedicó -como yo en algún momento-  a vivir una vida vacía, carente  de felicidad. Su rostro se volvió inexpresivo y hosco, su corazón se olvidó de amar y ser amado. Decidió caminar por la vida derrochando  apariencias, engañando a quien se acercara a él  ¿Acaso era esa su manera de vengarse?

No quiso ver la verdad, no intento siquiera enfrentarla. La Luz de la realidad cegó sus ojos en lugar de aclarar el panorama, debió ver que su mujer no era mujer por más culta y hermosa que pudiera parecer. Su hogar no era tal, sólo era una construcción convertida en hermosa jaula, en un laberinto que lo mantenía atrapado y perdido. Tendría que haber visto que las carencias afectivas, románticas y carnales no las llenan un par de hijos y un amigo que en la primera oportunidad le dio la espalda. Debió haber visto tantas cosas pero prefirió cerrar los ojos a la realidad.

El concepto mal entendido de responsabilidad suele atraparnos, a él... a mi... a todos. Lo diferencia entre el hombre que vivía de mentira y yo, es que yo me quité la venda de los ojos, rompí los barrotes de la jaula, aprendí a volar y decidí vivir de verdad.

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