Después de aquella carta, ella no volvió a saber de él, y
Pat siguió su camino de risas, melancolías y conquistas. Panoramas diferentes,
caras distintas, ilusiones que nacen y mueren, sonrisas que aparecen de la nada
y se borran entre suspiros cuando regresa el recuerdo de un hombre de pelo
largo recostado en un mágico jardín.
Llegó Septiembre, un nuevo ciclo escolar está por
comenzar y ella, hace los preparativos necesarios para volver a la escuela
después de unas largas vacaciones, que pasaron sin haber dejado mucho que
agregar a la historia de su vida, los días de vacaciones pasaron lentos y
aburridos -más que nunca- y el regreso a clases prometía nuevas oportunidades
para divertirse haciendo las típicas travesuras de escuela que tanto gustaban a
Pat.
7:30 A.M. Patsy camina por la calle empedrada y sitiada
por altos y frondosos árboles, que a la luz del sol matinal parece que reflejan
y desprenden energías desconocidas. Era el primer día de clases y los alumnos
no estaban obligados a llevar uniforme; Pat se puso aquel hermoso vertido rojo
que tanto le gustaba, era ideal para aquel día, seguramente habría chicos nuevos
a los que ella tenía que causarles una muy buena impresión -La coquetería era
lo primero-
Cruzó la puerta de entrada del colegio buscando entre
caras nuevas y conocidas, aquellas de quienes consideraba sus amigos de años
anteriores. Ahí estaba Angie su mejor amiga sentada en la banca de siempre, pero
no estaba sola, la acompañaba un desconocido, un chico al que habían cambiado
de escuela y que desde ahora compartiría las aulas, los jardines y hasta los
mismos maestros con ellas. A Pat le
resulto un poco incómodo y hasta molesto verlo sentado junto a su amiga
platicando con ella con tanta confianza ¿Se conocían de antes? sintió una
punzada pensando que aquel joven pudiera interferir y hasta terminar con aquella amistad entre ellas. La relación
entre las dos chicas hasta ahora no había permitido a ningún chico, era sólo de
ellas, era cerrada y no había cupo para más de dos.
Patsy se acerco a ellos con una sonrisa y cierta
amabilidad tratando de ocultar el celo que sentía. Angie se abalanzó sobre ella
para abrazarla con gran entusiasmo al tiempo que decía
-Pat, llegas tarde. ¡Niña, que es el primer día de
clases! al menos hoy se debe llegar a tiempo.-
-¡No es tarde! Y... ¿quién es él?
Ella no pudo ocultar su descontento, la presencia de
Joshep no le hacía nada feliz, pero más le valía que se hiciera a la idea que, de
ahora en adelante ya no eran solo Angie y ella, ahora eran tres y al parecer no
habría manera de zafarse de aquel tipo que, a primera vista podía percibirse
que era el chico más pedante y ordinario que existía en toda la escuela. -Al
menos así le parecía a Pat- Pero a veces la vida tiene sus formas extrañas para
colocarnos donde debemos estar y unirnos con las personas que por su capricho,
se quedarán para siempre en el sendero que nos toca recorrer, y aún cuando Pat
todavía no lo sabía, Joshep había llegado para quedarse, él era el protagonista
en la novela que el destino había escrito para ella, desde que nació.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario