Me declaro incompetente para despertarle nuevamente al amor.
Hablar de sentimientos con usted, es tan absurdo, como hablar de colores con un
ciego; Ya no voy a hablarle de amor, en verdad no tiene ningún caso.
Inútil empeño el mío, es el querer dar vida a un corazón
incapaz de amar y endurecido por las circunstancias o, por el conjuro de
hechiceras diabólicas que le sometieron a grandes torturas emocionales hasta
convertirlo en roca.
No voy a volver a decir que lo amo. Ni de cerca,
susurrándoselo al oído, ni de lejos, gritándolo en la distancia. No volveré a
decir te amo aunque muera por gritarlo.
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