En medio del sentimiento que brota del corazón y se vuelve
palabras, eres sólo mío; Por eso cuando escribo, puedo ponerte en un pedestal
tan alto que te permita acariciar el cielo. Pero en la realidad, y al ver tu
indiferencia, quisiera enterrarte en la grieta más oscura y profunda del
infierno.
El sueño se convierte en letras, eres hermoso; Por eso cuando
escribo puedo poner mil cualidades en ti para hacerte perfecto. Te describo con
palabras simples como un adonis impecable y agraciado porque te amo. Pero cuando
la decepción del desamor y la realidad me obligan a verte tal cual eres,
descubro que tu belleza es sólo la percepción de unos ojos cegados por el amor.
Mis anhelos se vuelven vocales y consonantes, eres excelso;
Por eso cuando escribo te pongo en un altar, y al concebirte como un ser divino,
te ofrendo hasta mi vida. Pero al sentir el desengaño producido por tu abandono,
te descubro ínfimo y miserable, te declaro
incapaz de merecer el valor y la sensibilidad que yo poseo.
Cuando escribo, entre mis letras lo eres todo, pero en la realidad no eres nada.
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