Mi niñez transcurrió tranquila trepando en los árboles
frutales que había en la casa de mis padres, jugando con lodo, corriendo en el
gran patio y haciendo alguna que otra diablura con mis hermanos Ricardo y
Roberto que en aquella época fueron mis compañeros de juego porque en la cuadra
en que vivíamos no habían más niños.
De vez en cuando y por indicaciones de Ricardo, Roberto y yo
atrapábamos lagartijas para que él pudiera jugar a ser doctor y abrirlas para
ver que tenían dentro. Los pobres animalitos siempre acababan muriendo al día
siguiente o a los dos días y la única vez que logro sobrevivir una de ellas una
semana Ricardo sintió que ya era todo un cirujano.
Aun recuerdo aquellos días de lluvia cuando parecía que el
cielo iba a caerse entero me encantaban, cuando para la lluvia todo parecía
haberse lavado y los colores brillaban de manera especial, era como si los árboles y las planta se
hubieran puesto su mejor vestido adornado de mil perlas cristalinas para
festejar la vida que el agua traía consigo, después el arco iris... Después la
calle empedrada convertida en rio y yo corriendo entre charcos jugando con
barquitos de papel. Como estos recuerdos muchos que bailan en mi memoria y se vuelven
añoranza.
Mi niñez fue
grandiosa y con enorme pena me doy cuenta que cada vez los recuerdos se van
tornando confusos y borrosos.
Preciosa Pilar, eres una buena escritora...te Felicito cariño!
ResponderBorrarMuchas gracias Bruja! un abrazo
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