Imagen tomada de Internet. |
Un réquiem para el beso muerto antes de nacer, una oración para esa mirada que no llegó a encontrar reflejo en los ojos deseados.
Duelo por el encuentro mudo entre dos corazones que no aprendieron a expresarse con palabras y cuyos latidos dejaron de golpear el pecho.
Qué descanse en paz lo que pudo ser y no fue, ni flores ni inciensos ni cirios, sólo un adiós sin lagrimas ni reproche. 6/11/2020
María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez.
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