Pasaron los días, y luego las semanas, cada oportunidad
que tenían se escapaban para poder verse; luego él empezó a visitarla en casa,
aunque no por eso dejaban de ir con frecuencia a su sitio, el hermoso jardín en
el parque. Ese lugar era especial, poseía toda la magia que los había unido.
Los padres de Patsy, aunque lo disimulaban muy bien, en
el fondo jamás aprobaron que ella tuviera una relación con aquel chico, cuyo
único pecado era estudiar psicología y tener el cabello largo, no importaba que
tan educado fuera ni las buenas intenciones y el respeto que le profesaba a la
chiquilla.
Anthony se mudó de la colonia y las visitas comenzaron a
hacerse cada vez más esporádicas, por alguna razón aquello que sentía por ella
estaba desapareciendo. Pero ella no quería dejarlo ir, él era su amor, su
primer beso... su todo.
Con frecuencia Patsy se escapaba para ir a verlo. Al
principio hablaban como siempre y las sesiones de besos eran largas, pero poco
a poco él empezó a rechazarla sin explicación alguna, esto le rompía el corazón
a la pobre Pat, que no comprendía que estaba sucediendo, pero no quería ni
podía resignarse a perderlo.
En un intento descabellado por retenerlo, una tarde fue a buscarlo, para suerte de
ella, Anthony se encontraba solo en casa. Patsy se acerco a él lo beso como
siempre, él era incapaz de negarse a los besos de la chiquilla, por lo que se entrego a ellos sin protestar, después de
un rato ella le susurro al oído.
< Hazme el amor, quiero ser tuya.
Él la aparto con delicadeza al tiempo que le decía
> No pequeña, la cosa no es así, será mejor que te
marches.
Patsy no pudo contener las lagrimas, salió corriendo de
la casa sin despedirse. Caminó sin rumbo por las calles, llorando amargamente,
acababa de comprender que lo había perdido para siempre, que no lo volvería a
ver.
Esa tarde Anthony la había rechazado, le había roto el corazón, y eso era lo único
que ella podía comprender.
Primero voló alegre, tan alto como las águilas y, de la
noche a la mañana se encontró en el
abismo sin entender porque... lo único que logró entender es que Anthony se había marchado de la misma forma silenciosa como llegó, se alejó,
llevándose la alegría y las ilusiones ¿qué hice mal? se pregunto una y mil veces, sin encontrar respuesta... la vida
no volvió a ser igual para ella, sin embargo su recuerdo se quedo prendido en
su corazón para acompañarla la vida
entera.
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