La vida continuo como siempre, nada había cambiado en
ella, los días seguían a las noches y a las noches los días, a nada ni a nadie le importaba lo
que le sucedía a Patsy, por primera vez le habían roto el corazón y su mundo se
había derrumbado; era la primera lección sobre el amor que le estaba dando la
vida. Había entendido que el amor no es para siempre, al menos no este.
Después de Anthony, vinieron otros que aspiraron a
conquistar el frágil y roto corazón de Pat, pero ella se había vuelto desconfiada,
no olvidaba que la habían despreciado y abandonado antes y esto la hacía
limitarse, por lo que alcanzar sus sentimientos, resulto tarea casi imposible para todo aquel que tuvo la osadía de pretenderla.
Pasaron dos años y ella seguía pensando en aquel chico
del pelo largo, parecía que había sido apenas ayer que él le había dicho:
" No pequeña, la cosa no es así, será mejor que te marches" y ella
lloró con tanta frecuencia que con sus
lagrimas bien habría podido regar un jardín... el jardín mágico donde lo
conoció.
El padre de Pat la llevo un día a una de las reuniones a
las que acostumbraba asistir, y en aquel lugar le presento a un doctor amigo
suyo. Humberto tenía veintiocho años, era un hombre alto, robusto, de presencia
un tanto imponente, vestido pulcramente, bien afeitado y perfumado; su personalidad
atraía las miradas y los anhelos de cuanta mujer soltera estaba cerca de él,
pero para la chiquilla era solo un hombre mayor que no llamaba su atención.
Aquella noche Humberto no se separó de Pat ni un solo
minuto; desde el primer momento se
propuso captar toda su atención a como diera lugar. Inició hablando sobre la
quemadura de sol que ella presentaba, causa de un fin de semana pasado en una
casa que se encontraba a orillas del mar y que era propiedad de los padres una
amiga. Siguió con temas diversos que pasaron desde sus actividades en el trabajo, sus pasatiempos y sus gustos y, por
supuesto no faltaron los piropos dedicados a la chiquilla.
Pat intento alejarse varías veces sin éxito, le resultaba
insoportable, aburrido y petulante.
¿Hasta cuándo se va a cansar de hablar? pensaba mientras
su mirada recorría el lugar buscando el mejor momento de escabullirse y des
hacerse de la nefasta compañía de aquel "viejo" (como le dio a ella por llamarlo)
Los días posteriores a esa noche, Humberto
inicio las visitas frecuentas a casa de Pat. La mayoría de las veces ella
lograba esconderse apenas notaba que llegaba,
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