Los días consecutivos y durante algún tiempo los dos
sabían que tenían una cita cada tarde en el mismo lugar sin siquiera haberlo
acordado, esa cita era un acuerdo de esos que no se hacen con palabras, un
pacto de esos que se dan por entendidos y se firman con solo una mirada o una
sonrisa.
Durante sus encuentros, hablaban sin parar, la magia no
estaba en las palabras, el encanto provenía de las miradas, de morderse los
labio deseando un beso, el embrujo procedía de
lo que sus cuerpos gritaban en silencio y del roce entre las manos...
jugaban ingenuamente ese maravilloso
juego de la seducción.
Un día seguía al otro en vertiginosa carrera, aún así
para ambos pareciera que las horas alejados transcurrían lentas e interminables,
a diferencia del tiempo que pasaban juntos, que se hacía tan breve; cuando las
primeras sombras de la noche se dejaban ver, Patsy se levantaba de prisa y
corría... " Es tardísimo. Mis padres me van a matar" mientras él no
la perdía de vista hasta que ella doblaba la esquina desapareciendo de su mirada.
La premura con la que ella se escapaba siempre sin
despedirse, era la cosa que más detestaba Anthony, echaba abajo sus planes de
sorprenderla con un beso al despedirse. Soñaba y se perdía imaginando lo que sería besar sus pueriles labios; esto
se había convertido en una obsesión para él.
Una tarde más juntos y el beso no llegó... ¿acaso ella no lo deseaba? o era solo que aún no era
el momento ¿era tanta la ingenuidad y
la inocencia que no alcanzaba a darse cuenta que él moría por esos labios rojos que incitantes,
siempre sonreían? Pero para Patsy en el fondo deseaba esa boca tanto como él; también imaginaba
como sería tener esos labios rozando los suyos ¿cómo sería el primer beso?
Era Sábado y Patsy despertó muy temprano, aunque no era
su costumbre hacerlo, por lo general acostumbraba despertar tarde los fines de
semana. ¡Un nuevo día! pensó ella
mientras se estiraba y brincaba de la cama, sin embargo no era igual que los
demás, parecía que el sol brilla mejor que nunca, el aire tenía un olor
diferente y, los colores parecían más brillantes que de costumbre, de pronto el
recuerdo de Anthony ocupó toda su atención y, las mariposas en su estómago no
se hicieron esperar, algo estaba pasando, pero no lograba entender que era.
Pasó toda la mañana mirando el reloj, esperando que llegara la hora de ver a
ese hombre que ese día, no tenía la menor intención de salir de su cabeza y que
no le permitía concentrarse en otra cosa que no fuera él...
Chica de personalidad atraciva, esperemos que no sea muy asustadiza.
ResponderBorrarHasta ahora parece una historia muy interesante, espero pronto leer la parte IV
Saludos!
Gracias Patsy, me alegra que te esté gustando la historia.
ResponderBorrarUn saludo