sábado, 26 de abril de 2014

El miedo y una propuesta indecente



La vida enseña a base de sustos y golpes que como madre no se puede permitir un solo descuido pues las consecuencias pueden llegar a ser fatales, hasta ahora había corrido con mucha suerte pero mañana quien sabe, sería mejor andarme con mucho cuidado y así trate de hacerlo.

Puedo recordar claramente como en aquel tiempo estaba totalmente apartada de mis hermanos y sólo se me permitía hablar con las personas que formaban parte del círculo de amigos de Javier, estos eran vecino que jugaban football y frontenis y sus distinguidas esposas. No puedo decir que me no me simpatizaran, pero no eran amistades que yo hubiera escogido, sino que me las habían impuesto; era eso o nada, así que trate de estar bien y disfrutar los momentos de convivencia que teníamos con ellos. Lo malo es que esas personas bebían mucho y todo los fines de semana era borrachera segura, algo que a mí me incomodaba mucho, porque Javier tenía muy mala borrachera, se ponía demasiado impertinente, tanto que yo le tenía miedo, yo no sabía qué hacer o decir porque hiciera lo que hiciera el terminaba enojándose tanto que yo temía que en cualquier momento me pudiera golpear; mi temor venía porque años atrás él ya me había abofeteado un par de veces estando en sus cinco sentidos, por lo que yo pensaba que estando borracho podría hacerlo con más facilidad, para mi fortuna en sus borracheras jamás me puso una mano encima, aunque sí me maltrato de otra manera, tratándome como una vulgar sexo servidora, por respeto a quien me lea no voy a mencionar las cosas que me obligo a hacer, solo diré que muchas veces me sentí ultrajada y violada.

Pasaron muchas cosas que callaba, aunque al parecer otras personas notaban que no estaba a gusto con la vida que llevaba, esto lo sé porque en aquel tiempo un amigo de Javier que era divorciado me propuso dejar a Javier e irme con él, mi respuesta por supuesto fue un rotundo y tajante ¡NO! yo no le había dado nunca motivos como para esa propuesta, no me atreví a decirle a Javier eso por temor a enfrentarlos y que las cosas acabaran mal, lo único que hice fue mantenerme bien alejada de ese hombre a quien ni siquiera volví a darle el saludo.

Un tiempo después me arme de valor y decidí irme a vivir a la ciudad de México con mi hermana, ella me había dicho que yo podría trabajar con su esposo, de modo que planee todo y le dije a Javier que me iría. El acepto, fingió ser muy comprensivo al principio pero la única condición que ponía para dejarme ir era que yo le dejara a Israel y a Liliana, creo que tal vez creyó que de esa manera no me iría, cosa que no pasó, le dije que me parecía bien que se los quedara, ya sabía que más tarde que temprano me los iba a regresar, porque él no los podía cuidar, eso mismo había pasado la primera vez que me separe de él; la vez que llamó a mis padres, solo que aquella ocasión solo me había quitado a Israel y en menos de una semana me lo regreso.

Y allá voy México...

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