– Amor mío, el momento del adiós ha
llegado, vivimos momentos muy hermosos y nos amamos con un amor grande y fuerte
pero debes partir por completo y yo, debo seguir mi camino sin ti aunque con tu
recuerdo guardado en el fondo de mi alma, quiero recordarte bonito y no como un
lastre que me impida caminar y volver a empezar. Te agradezco con todo mi ser que
hayas sido parte de mi historia... Adiós.
Dicho esto
beso la fotografía y la guardó con la firme intención de no volver a verla, era
la forma que ella tenía de despedirse, era la forma en que lo entendía, sopló
la vela encendida y salió de la habitación creyendo que ese ritual tan sencillo
sería lo único que necesitaba para desprenderse de él y que pudiera descansar
por fin en paz. Salió de su habitación y siguió con su día tratando de no recordar
más.
A eso de las
once de la mañana fue con la familia, la idea era pasar un domingo viendo
películas con ellos, todo parecía normal hasta que de pronto ella empezó a
sentir mucha ansiedad y desesperación, sentía que se ahogaba y que sus manos
temblaban, sus pies la llevaron apresuradamente de regreso a casa; aquella
sensación no pasaba, crecía a cada momento y su mente se empezó a llenar de
pensamientos horribles y suicidas que le daban a entender que solo la muerte
podía terminar con aquel estado indescriptible en el que se encontraba, en la
cocina tomó un vaso con agua y ya en su dormitorio, abrió de prisa varios
frascos de medicina para vaciar en su mano todas las pastillas, una vez tuvo un
buen puñado de ellas, se sentó en la cama con la idea de tomarlas todas, las manos
le temblaban y aún con el miedo a flor de piel estaba convencida de querer hacerlo,
su alteración era tan grande que sólo pensaba en morir cuando su mano se
acercaba a su boca, el teléfono celular que estaba cerca de ella sonó, ella lo
miró, trato de no hacerle caso pero algo la hizo coger la llamada ¡Bendita
llamada! - de no ser por ella la protagonista de esta historia no seguiría en
éste mundo - La llamada se prolongó por más de dos horas, la persona del otro
lado de la línea intuyó o sintió la desesperación en ella y trató aún en la
distancia de calmarla y lo consiguió, poco a poco mientras hablaba se fue
calmando hasta sentirse desahogada, fue entonces que se sintió avergonzada por
lo que había intentando hacer e incrédula por la experiencia.
Aún hoy ella
se pregunta si la despedida y lo sucedido tienen alguna relación entre sí, si
las palabras escritas en aquel papel junto a sus nombres y aquel raro símbolo
tenían la fuerza suficiente para conseguir un "juntos por siempre"
frase cuyo significado va mucho más allá de la vida, significa hasta la
eternidad.
Fin.
María Del Pilar
Sánchez Padilla Sánchez.
Derechos reservados
de autor.
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