Con el pensamiento sigo dando vueltas
en el que fuera nuestro hogar, camino del cuarto al salón y del salón a la
cocina llamándote tal y como lo solía hacer en aquellos días cuando estábamos
juntos y quería sentirme protegida entre tus brazos, pero por más que levanto
la voz no me respondes, es que a veces olvido que te has marchado, aún así mi
pensamiento sigue atrapado entre esas paredes que cobijaron nuestro amor. Te
extraño y no siento vergüenza alguna en confesarlo; aún me haces falta, mi
mente y corazón siguen en el mismo lugar donde los dejaste.
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