Tantas primaveras y veranos sin ti, sin saber que existías,
y sin embargo me pase la vida esperando... siempre esperando; guardando lo
mejor de mí, de mis sentimientos, mi pasión y mi alma, como si de alguna manera
supiera que llegarías.
La espera inconsciente vestida de esperanzas, se consagró a
bosquejar rostros tejer sueños y a bordar anhelos. De algún modo sabía que
vendrías. No sabía cuándo, no sabía cómo ni de donde llegarías, sólo sabía que
un día cualquiera surgirías de entre la gente.
Te esperaba en
primavera cuando la alegría y la energía desborda, pero llegaste en invierno
cuando el frío cala, cuando el paisaje es gris y bajo la nieve la vida parece
haber llegado a su fin. llegaste al ocaso de mi existir, cuando la luz se
apaga, cuando los destellos rojos en el cielo anuncian la oscuridad, llegaste
cuando ya no sobra tiempo.
Quiéreme hoy antes que el ultimo fulgor se extinga. Tómame
ahora, aunque el rostro y el cuerpo luzcan arrugas y cicatrices -son los trofeos
que le gane a la vida-. Ámame hoy, el amor no tiene pliegues; sigue joven, sigue
fuerte, sigue intacto.
Ven, he dejado la puerta abierta, aún podemos amarnos en el ocaso de nuestras vidas. Ven que no me queda duda alguna que en otra vida Tú y Yo nos
hemos amado, de otro modo no entiendo porque te he esperado tanto.
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