Imagen tomada de la web |
Creyó que siempre sería la niña
caprichosa y voluntariosa
que no sabía, qué, de la vida
quería;
la dejó tirada un día cualquiera
en una ciudad de tantas;
la dejó olvidada y despreciada,
sin imaginar lo que podía llegar a ser;
después de aquel día su alegría se
fue perdiendo con el pasar
de los minutos y las horas, con
las claridades y oscuridades,
con el pasar de las lunas y los
años.
Después, vinieron días sin luz y
primaveras sin flores,
veranos sin calor e inviernos que
parecían eternos…
Pero ella sin previo aviso volvió
a florecer
…la tiró a su suerte y se perdió,
el renacer de una gran mujer.
©María
Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, Abril del 2018
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