Ya no tengo a mi
padre conmigo, hace muchos años que se fue, tanto que ni siquiera recuerdo
cuántos. Emprendió su viaje sin regreso, dejándome en el corazón marcada una de
las dos primeras pérdidas más significativas de mi vida; aquel día, sin
despedida, se me fue mi ejemplo, mi súperman, y mi eterno ídolo.
Te recuerdo, papá, te
llevo en el alma y clavado en mi vida muy a pesar del tiempo y la ausencia
porque supiste guiar mis pasos enseñándome lo correcto y lo justo, dándome tu
mano en cada una de mis caídas hasta el último momento que estuviste a mi lado.
Te extraño hoy, papá,
y te extrañaré hasta el último latir de esté corazón que me diste.
Felicidades a todos
los papás en su día.
© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Querétaro, junio del 2018
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