Un extraño sueño.
A la mañana siguiente, cuando
empezaba a clarear el alba, Lucia se despertó agitada con el rostro perlado en
sudor y las manos temblorosas, había tenido un sueño extraño y loco, un sueño
de esos que, por excéntricos e incongruentes perturban a quien los tiene. Se
veía parada en la punta de un cerro cuya aridez contrastaba con la densa
vegetación boscosa que lo rodeaba, y que por alguna extraña razón ésta sólo crecía
hasta la falda del montículo.
Y ahí estaba ella, de pie junto
a un hombre ataviado con una túnica de color rojo brillante de tela desgastada
y rasgada por el tiempo, el largo de su vestidura le hacía ver de gran estatura
y no permitía ver si sus pies tocaban el suelo, pero daba la impresión de estar
levitando. Su rostro estaba oscuro a pesar de la luz brillante que le envolvía,
de él sólo se podían ver sus grandes ojos rojos de mirada iracunda y
penetrante. El hombre sostenía en una mano al sol y en otra a la luna, en su
pecho ardía un extraño símbolo hecho de fuego, era un círculo que dentro tenía las
letras alpha, sigma y omega. (A∑Ω)
La letra sigma estaba por encima de las otras dos y juntas formaban lo que
parecía un triángulo.
En el suelo, alrededor del
hombre se levantaba en forma de remolino un fino polvo dorado como si fuera de
oro, cuya altura no era mayor a los diez centímetros y que a pesar de girar en
fuerte turbulencia no rozaba los harapos rojos de la vestidura del hombre ni
los sacudía. Sobre su cabeza se formaba una diadema de rayos rojos con destellos
dorados que provenían del cielo. Lucia no podía dejar de mirar con asombro
aquella aparición que parecía sacada de las entrañas del infierno.
No se escuchaba nada, todo
estaba en silencio, La ausencia de sonido era tal, que Lucia podía escuchar
como el aire que respiraba entraba por su nariz, llegaba a sus pulmones y volvía
a salir; aquella carencia de sonido era desconcertante, le inquietaba y le
hacía sentir terror. Permaneció inmóvil tratando de comprender que es lo que
estaba sucediendo, se repetía sin parar que aquello era producto de una
desagradable pesadilla creada por su desquiciado subconsciente, pero, todo
parecía demasiado real. Era difícil precisar cuánto tiempo llevaba ahí intentando
discernir porque estaba en ese lugar, quién era y que quería de ella aquel
misterioso y extraño ser; lo que estaba viendo resultaba en extremo confuso y absurdo...
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