A mí me gusta besar
segundos y acariciar horas, me gusta sentir como pasa lenta la vida antes mis
ojos, no llevo prisa alguna, y no entiendo a la gente que corre con ansias
locas de comerse al tiempo.
Amo sentarme en el
prado a disfrutar el paisaje y llenarme de su olor y sus colores, de sus
texturas y sus formas; no logro comprender a quienes saltan de un lugar a otro
como cabra desenfrenada que brinca por doquier.
Me gusta la
tranquilidad, me gusta ir despacio, es la única forma de no perder detalle
alguno de cuanto pasa a mí alrededor; ¿Acaso quien va de prisa logra apreciar
sucesos e imágenes que pasan vertiginosamente?
Busco la tolerancia y
el respeto de ida y vuelta, porque me gusta aceptar sanamente el espacio,
pensamiento y libre albedrío que cada uno tiene y merece; nunca aceptaré a
quien arbitrariamente roba la energía de otros e intenta profanar el sagrado
templo en el que los demás moran.
México Septiembre/ 2017
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