Flor de otoño
Los días soleados con verdes jardines cubiertos de flores,
se marcharon con los años. Los tonos brillantes de la primavera se fueron matizando
de tonos dorados y cobre hasta teñir el paisaje en escala de marrones; el
viento desnudó los árboles con sus manos frías dejando caer sus hojas hasta
cubrir por completo el césped.
La piel cual pétalo de rosa, perdió su frescura y su
fragancia dejando en su lugar un rostro deslucido y ajado que me hizo olvidar
que el corazón nunca pierde su frescura, ni el alma envejece, es semilla fértil
que espera ser fecundada por nuevas ilusiones y, cuando el milagro llega,
florece sin importar la estación por la que se esté pasando.
Usted me convirtió en flor de otoño, revivió mi piel
marchita y encendió la luz de mi mirada, usted me pinto el paisaje con pátinas
nuevas y sembró de sueños mi jardín ya muerto.
Su llegada me enseñó que también el otoño tiene sus flores,
me lo hizo saber aquella mañana, cuando le vi por vez primera y su presencia,
hizo florecer el jardín que en mi corazón se había secado cuando se fue la
primavera.