De a poco aquí en el pecho vas dejando de doler, tu
recuerdo va haciéndose lejano, se va quedando atrás y se va perdiendo en las
sombras del pasado; tu rostro se va difuminando y borrando con el paso de las
horas, y los días de tu ausencia y tu silencio.
Aún te amo y quizás no deje de hacerlo nunca, pero la
vida sigue y no quiero sentarme a esperar que dejes de ocultarte en tus excusas,
no quiero seguir esperando respuestas... después de todo, ¿Qué se puede esperar
de un hombre que no da respuestas?¿Qué es un hombre de pretextos y silencios? ¡Nada!
no es nada.
Tal vez mañana tu recuerdo emerja de lo más profundo de
mi conciencia, haciendo brotar un manantial de lagrimas que se han acumulado en
lo más hondo del corazón mientras quería ser fuerte, y se batían en sangriento
duelo la razón y el corazón. ¡Sí! mañana quizás se vuelva a abrir la herida y
me vuelvas a doler, pero hoy, y sólo por hoy, vas dejando de doler.
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