Sentada
frente a una computadora, ocultándose en el único mundo que era capaz de
construir y manejar a su antojo, una tarde de domingo, Andrea de pronto se
encontró con las brutales respuestas a las constantes interrogantes que desde
hacía un largo tiempo,- por no decir meses y años- le venían atormentando.
Era verano,
el día estaba soleado y la temperatura
cálida obligaba a mantener la ventana abierta, el viento entraba fresco revolviendo
sus cabellos despeinados y acariciando su rostro, al sentir la aire en su cara,
cómo una revelación todos los recuerdos se agolparon en su cabeza, y de pronto ese
montón de recuerdos unidos a su presente le hicieron ver claramente lo que
estaba pasando, ahora entendía el porqué de tantas cosas. Ahora se daba cuenta
que la vida le había dado la oportunidad de vivir los dos caras de la moneda.
Tenía
dieciséis años cuando se lanzó atrevida a vivir una aventura, a esa edad las
cosas parecen fáciles, nos da por pensar que se puede comer el mundo de una
sola mordida, y se cree que no hay límites, basta querer el sol para pensar que
con sólo estirar la mano se puede alcanzar, descolgar del cielo, y guardarlo en
el bolsillo.
Inició su
andanza por el nuevo camino que había elegido sin pensar en las consecuencias
ni en lo que este camino le traería a futuro, se lanzó feliz al mundo sin
conocerlo y sin protección alguna, se lanzó en fin, a vivir, con una sola cosa
como equipaje: "Ganas de ser feliz" Y puede que por muchos años lo
haya conseguido, supo crear una esfera casi perfecta -o eso pensó- y pasó
veintidós año intentando conservar intacta la burbuja que desde la adolescencia
se había creado, con la idea equivocada de que en ella estaba segura, creyó que
ese cosmos estaba fuera de todo peligro y que sería eterno. Pero nada en la
vida es eterno y llegaría el momento en el que la vida se lo hiciera saber de
la manera más cruel.
El fin de
cuento de hadas "vivieron felices por siempre" parecía haberse hecho
realidad, y ella disfrutaba siendo madre y esposa, se sentía plena teniendo un
hombre a quien cuidar y unos hijos a quienes llevar de la mano; Y se engañó por
largo tiempo sintiéndose realizada y perfecta. En aquel tiempo vivía
engañándose a sí misma y en ese tiempo se creyó la mentira que ella misma se
había inventado, pero, qué importaba si era sólo una falacia, a ella le servía
en ese momento y eso bastaba.
Como tantas
y tantas mujeres creyó que tener hijos y un papel en el que decía ser la esposa
de un hombre, era lo único que se requería para retenerlo, supuso de manera
equivocada que un contrato firmado ante un juez era todo lo que se necesitaba
para tener una familia perfecta, ¡qué equivocada estaba!
La vida no
pasa por alto nada, nos deja caminar libres y equivocarnos con la esperanza de
que en el camino se vaya aprendiendo a rectificar las faltas y los errores, nos
deja libres para aprender, nos da los elementos y las herramientas suficientes,
pero cuando de nada sirven las experiencias y no se aprende con los errores, la
vida deja de ser dulce y paciente para convertirse en un maestro duro y fiero,
es entonces que empieza a dar de latigazos.
Algunas
personas son buenos alumnos, dóciles e inteligentes, que aprenden a la primera
lección, otras somos rebeldes, otras nos sentimos autosuficientes y poseedores
de la verdad absoluta, otras somos tan engreídas que no aceptamos regaños ni
consejos, ; En ese momento la vida comienza a darnos llamadas de atención,
empieza dándonos palmaditas en la espalda...Y no entendemos. Luego vienen los
tirones de orejas... Y seguimos sin entender. Y al final empiezan las sacudidas
fuertes, y es cuando empezamos a quejarnos, pero seguimos sin entender de qué
se trata.
Así la vida
empieza a quitar las cosas que más se aman, primero una pequeña, luego una
mediana... Hasta que se empiezan a perder las cosas más valiosas que se poseen.
En el caso de Andrea y después de muchas lecciones sin aprender, la vida le
quitó lo más valioso que tenía: Su burbuja. Y es aquí donde Ella empieza a
cuestionarse ¿Qué hice mal? ¿Qué hice para merecer esto?
Siempre
resulta más fácil resulta tomar el papel de víctima, es mucho más cómodo y la
gente entiende y acepta más éste papel que el de victimario. De modo que se
empieza el camino de autoengaño y negación, se llega a pensar que en realidad
hemos sido mártires de la incomprensión de todo y de todos. -La vida está en
contra nuestra- Ahora de la noche a la mañana nos volvimos víctimas del hombre
al que hemos creído hacer feliz dándole todo... Pero, ¿Qué es todo?
Sí bien es
verdad que por propia decisión y a muy corta edad, Andrea le entregó el cuerpo,
el alma y hasta la vida, también es cierto que pasó por alto grandes detalles,
porque la vida está hecha de detalles, más que de grandes cosas y esto Ella no
lo sabía, no había tenido tiempo de aprenderlo. La falta de experiencia,
madurez y conocimiento fueron ayudándola a tejer su propia destrucción, de a
poco y lentamente durante veintidós años.
Ella creyó
ser la amante perfecta al aceptar y dar gusto en todo a su hombre en la cama,
sin importar si a ella no le gustaban o le hacían feliz las cosas que se
hacían. Pero no fue la amante perfecta, sólo se convirtió en una prostituta
gratuita.
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