Fui audaz al mirar sus ojos, y me lancé al amor sin
paracaídas, a sabiendas de que su mirada prometía un paraíso inalcanzable. Y
aún así, me atreví a vivir la gloria de alcanzar el horizonte al menos por un
segundo.
Me vi valiente al entregarme a este sentimiento. Mi
atrevimiento no tuvo limite al decir te amo, a un corazón maltratado y ocupado,
endurecido y negado al amor, pero... aún así lo amé. ¡Sí que lo amé! Aunque
nunca encontré respuesta en sus latidos, al llamado de mi amor.
Fui osada al entregar el alma, y debo decir que lo hice sin
dudas ni miedos, pero en este momento, y dadas las circunstancias, me estoy volviendo
cobarde, quiero alejarme porque ya no encuentro razones para quedarme, de
hecho... Ya no sé cómo ni para que quedarme.
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