Se me olvido soñar y me perdí en la realidad de un mundo
frío.
Perdí en algún lugar la bendita capacidad de tejer
fantasías, y terminé volviéndome dura e indiferente.
Ha llegado el momento de regresar a mis sueños, de volver
a ser la niña dulce que se crea a base de pensamientos e ilusiones. Llegó el
momento de inventarme nuevos cuentos...
Y así, volví a mis pensamientos, mis sueño y mis letras,
que son las únicas cosas que realmente son mías.
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