Necesito
liberarme sacando mis más oscuros pensamientos y mis monstruosos defectos,
pero, ¿quién es capaz de ver mi rostro deforme y asomarse a la cloaca de mi
alma, sin horrorizarse y sin juzgarme? el juicio que tengo de mí misma ya es
demasiado severo, no necesito el de nadie más. Lo que realmente pido es un oído
que escuche mi confesión y entienda la desesperación en la que vivo sin poder
externar los bestiales deseos que me atormentan.
¿A
quién puedo decirle que cansada estoy de respirar y que acaricio la idea de no
despertar mañana, sin que me llame egoísta?
¿A
quién puedo contarle que mi imperfección
me asquea y el remordimiento de mis errores me consume, sin que me llame
exagerada?
No
hay nadie capaz de prestar su oído y menos alguien que pueda entender el
infierno en el que vivo despreciándome a mí misma sin encontrar la solución ni
la salida de este agujero en el me colocaron los errores y la vida. 30/12/2021
María Del Pilar
Sánchez Padilla Sánchez.
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Imagen tomada de la
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