El amor de juventud que un día se quedó dormido en el fondo de nuestro ser,
despierta de tanto en tanto para volver a preguntar lo mismo de siempre:
¿Por qué no pudo ser? La vida, una y otra vez le da la misma respuesta:
Porque para este misterio del amor, siempre han de necesitarse dos. 25/1/2019
© María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
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