Fue suya la suave brisa exhalada de mis suspiros. Mías las
torrenciales lluvias salidas de mis ojos.
Suyos los sueños de un corazón enamorado. Mías las
decepciones causadas por los desdenes .
Suyo el amor bondadoso y nítido de un alma grande. Mía la indolencia
de un corazón mezquino.
Suya mi vida entera. Y mía... sólo la muerte.
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