Fue creativo. O intentó serlo al inventar aquella historia
dramática, llena de mentiras que tan ingenuamente le creí. Pero quien habla
sólo con verdad suele pensar que los demás no mienten, y Yo… Yo fui sincera, me
mostré ante él sin máscara alguna, quería que me amara con todo y mis miserias.
Fue atrevido. O presumió de serlo al abrir la puerta. Me
hizo creer que me dejaba entrar en su mundo y en su vida, confiando siempre en
esa coraza invisible que le cubría el corazón. Necia de mi que entre de prisa
sin darme cuenta que todo era una trampa.
Fue inteligente. O creyó serlo al no prometer nunca nada. Sus
labios jamás pronunciaron juramento alguno, supuso que los “te amo” que tantas veces me dijo no podrían ser usados en su contra, pensó
como tantos que las palabras se las lleva el viento. Pero decir te amo implica
compromiso, al menos para quien conoce y entiende el significado real de esas
palabras.
El amor es cosa seria y de almas grandes. De corazones
valientes dispuestos a arriesgarlo todo, pero Él… Él fue un cobarde. Y demostró
serlo al jugar conmigo.