Era
una niña…
Ese
es el pretexto que diste,
Pero
entonces no te importó
Robarle
los primeros besos
A
sus tiernos labios,
Ni
sembrar en su corazón
La
rosa con espinas
Que
fue tu amor.
Era
una niña…
Y
sin remordimiento alguno
Le
marcaste el alma
Al
marcharte sin adiós,
Sin
explicación alguna
Ni
dar un porqué.
Sí,
era una niña
Que
no creció
Por
sentarse a espera
Que
un día regresaras
Para
tomarla en tus brazos
O
simplemente decirle
Poner
punto final
A
su espera.
Mérida Yucatán,
México
María Del Pilar
Sánchez Padilla Sánchez.
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