miércoles, 11 de enero de 2017

Mañana o pasado.



Le dejé donde quería estar, -¿qué otra cosa podía hacer?- el dolor fue grande, era como si me arrancaran la piel a pedazos y calcinaran en la hoguera al corazón, aún así, y sintiendo que moría le dejé en el centro de ese mundo en el que él quería estar.

Dentro de algunos soles o lunas, todo cuanto soy florecerá en otra tierra y en otro cielo brillará; las cálidas caricias de mis manos encenderán una piel más receptiva y la miel de mis besos otros labios han de endulzar.

Después de algún tiempo, la humedad de mi cuerpo otro cuerpo regará, y él con su lluvia, hará de mi piel tierra fértil en la que vuelva a nacer el delirante deseo de la pasión. Más delante, -no sé si pasados meses o días- mi alma volverá a desnudarse frente a un alma ya desnuda ante mí, para fundirse en un eterno abrazo de amor.

Mañana o pasado, seré de otro en cuerpo y alma, el recuerdo de aquel hombre tal vez pasará a ser mi preferido porque hay amores que no se olvidan, se quedan escondidos en algún lugar del corazón y prendidos en el alma, pero él, él habrá dejado de ser el elegido.

México, Enero/2017

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