lunes, 4 de julio de 2016

No quiero gustarle a nadie.


La vida es demasiado corta como para disiparla siendo  lo que se espera que sea, llevando permanentemente el uniforme de la moda, hablando con el lenguaje "apropiado" y reprimiendo mi naturaleza y mi particular forma de pensar y ver las cosas; la vida es muy corta y es apenas ahora, a mis 54 años, que entiendo que ya perdí más de la mitad de mi vida siendo alguien que nada tiene que ver con lo que realmente soy.

Por fin comprendí que tratar de convencer a alguien de que soy la mejor opción es pérdida de tiempo, y a mi edad no puedo darme el lujo de malgastar mi tiempo; ya no quiero gustarle a nadie, resulta extremadamente desgastante eso de querer agradar a todo el mundo para ser aceptada; la gente que deba estar en mi vida estará aceptándome tal cual soy, de lo contrario, está en completa libertad de alejarse.

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