martes, 26 de abril de 2016

Las dos caras de la moneda. Parte 1


Sentada frente a una computadora, ocultándose en el único mundo que era capaz de construir y manejar a su antojo, una tarde de domingo, Andrea de pronto se encontró con las brutales respuestas a las constantes interrogantes que desde hacía un largo tiempo,- por no decir meses y años- le venían atormentando.
Era verano, el día estaba soleado y la temperatura  cálida obligaba a mantener la ventana abierta, el viento entraba fresco revolviendo sus cabellos despeinados y acariciando su rostro, al sentir la aire en su cara, cómo una revelación todos los recuerdos se agolparon en su cabeza, y de pronto ese montón de recuerdos unidos a su presente le hicieron ver claramente lo que estaba pasando, ahora entendía el porqué de tantas cosas. Ahora se daba cuenta que la vida le había dado la oportunidad de vivir los dos caras de la moneda.
Tenía dieciséis años cuando se lanzó atrevida a vivir una aventura, a esa edad las cosas parecen fáciles, nos da por pensar que se puede comer el mundo de una sola mordida, y se cree que no hay límites, basta querer el sol para pensar que con sólo estirar la mano se puede alcanzar, descolgar del cielo, y guardarlo en el bolsillo.
Inició su andanza por el nuevo camino que había elegido sin pensar en las consecuencias ni en lo que este camino le traería a futuro, se lanzó feliz al mundo sin conocerlo y sin protección alguna, se lanzó en fin, a vivir, con una sola cosa como equipaje: "Ganas de ser feliz" Y puede que por muchos años lo haya conseguido, supo crear una esfera casi perfecta -o eso pensó- y pasó veintidós año intentando conservar intacta la burbuja que desde la adolescencia se había creado, con la idea equivocada de que en ella estaba segura, creyó que ese cosmos estaba fuera de todo peligro y que sería eterno. Pero nada en la vida es eterno y llegaría el momento en el que la vida se lo hiciera saber de la manera más cruel.
El fin de cuento de hadas "vivieron felices por siempre" parecía haberse hecho realidad, y ella disfrutaba siendo madre y esposa, se sentía plena teniendo un hombre a quien cuidar y unos hijos a quienes llevar de la mano; Y se engañó por largo tiempo sintiéndose realizada y perfecta. En aquel tiempo vivía engañándose a sí misma y en ese tiempo se creyó la mentira que ella misma se había inventado, pero, qué importaba si era sólo una falacia, a ella le servía en ese momento y eso bastaba.
Como tantas y tantas mujeres creyó que tener hijos y un papel en el que decía ser la esposa de un hombre, era lo único que se requería para retenerlo, supuso de manera equivocada que un contrato firmado ante un juez era todo lo que se necesitaba para tener una familia perfecta, ¡qué equivocada estaba!
La vida no pasa por alto nada, nos deja caminar libres y equivocarnos con la esperanza de que en el camino se vaya aprendiendo a rectificar las faltas y los errores, nos deja libres para aprender, nos da los elementos y las herramientas suficientes, pero cuando de nada sirven las experiencias y no se aprende con los errores, la vida deja de ser dulce y paciente para convertirse en un maestro duro y fiero, es entonces que empieza a dar de latigazos.
Algunas personas son buenos alumnos, dóciles e inteligentes, que aprenden a la primera lección, otras somos rebeldes, otras nos sentimos autosuficientes y poseedores de la verdad absoluta, otras somos tan engreídas que no aceptamos regaños ni consejos, ; En ese momento la vida comienza a darnos llamadas de atención, empieza dándonos palmaditas en la espalda...Y no entendemos. Luego vienen los tirones de orejas... Y seguimos sin entender. Y al final empiezan las sacudidas fuertes, y es cuando empezamos a quejarnos, pero seguimos sin entender de qué se trata.
Así la vida empieza a quitar las cosas que más se aman, primero una pequeña, luego una mediana... Hasta que se empiezan a perder las cosas más valiosas que se poseen. En el caso de Andrea y después de muchas lecciones sin aprender, la vida le quitó lo más valioso que tenía: Su burbuja. Y es aquí donde Ella empieza a cuestionarse ¿Qué hice mal? ¿Qué hice para merecer esto?  
Siempre resulta más fácil resulta tomar el papel de víctima, es mucho más cómodo y la gente entiende y acepta más éste papel que el de victimario. De modo que se empieza el camino de autoengaño y negación, se llega a pensar que en realidad hemos sido mártires de la incomprensión de todo y de todos. -La vida está en contra nuestra- Ahora de la noche a la mañana nos volvimos víctimas del hombre al que hemos creído hacer feliz dándole todo... Pero, ¿Qué es todo?
Sí bien es verdad que por propia decisión y a muy corta edad, Andrea le entregó el cuerpo, el alma y hasta la vida, también es cierto que pasó por alto grandes detalles, porque la vida está hecha de detalles, más que de grandes cosas y esto Ella no lo sabía, no había tenido tiempo de aprenderlo. La falta de experiencia, madurez y conocimiento fueron ayudándola a tejer su propia destrucción, de a poco y lentamente durante veintidós años.
Ella creyó ser la amante perfecta al aceptar y dar gusto en todo a su hombre en la cama, sin importar si a ella no le gustaban o le hacían feliz las cosas que se hacían. Pero no fue la amante perfecta, sólo se convirtió en una prostituta gratuita.

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