martes, 20 de octubre de 2015

Pensando.



Pienso… Estoy cansada de pensar, y el cerebro fatigado, quiere rendirse, quiere suicidarse de una vez por todas, porque no le encuentra el sentido a permanecer girando perdido en los mismos razonamientos absurdos e ilógicos que no llevan a ningún lado.

Entonces, sin más, llega el día en que parece que respirar estorba –Respirar duele- y el instinto de supervivencia me obliga a intentar adulterar la realidad pintándola de esperanzas un tanto añejas,  guardadas en viejos botes que amontone en algún rincón por si se llegaban a necesitar.

Y llega el día en que quisiera ser otra mujer.  Myriam, Rosa o Guadalupe; el nombre es lo de menos, lo que realmente cuenta es que desearía simplemente ser otra mujer, con una vida diferente, con otra suerte, con otros sueños y con otro amor -aunque quizá no lo merezca.- Pero sé que lo merezco más que otras.

El amor se torna cada vez más ajeno y distante. El amor resulta cada vez más quimérico e inalcanzable. El sentido de la vida se va perdiendo y así sin darme cuenta se me van yendo los días, entre nostalgias, lágrimas, anhelos  y recuerdos.

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