lunes, 10 de agosto de 2015

Demencia



Aquí me tiene usted tratando de conquistar su fotografía; imaginando que me mira, le coqueteo y le guiño el ojo en un intento descabellado por ver cómo es que su semblante se sonroja -Le he visto avergonzado un par de veces-  y es que se ve tan guapo con su carita ruborizada, parece un niño travieso, ingenuo y tierno.

Usted me ha hecho perder la razón, al grado de pasar horas enteras hablando con su retrato como si en verdad me escuchara; Le cuento las cosas simples de mi día, le hablo de mis deseos, de mi inquietud, y de mis miedos. Le expongo mis quejas tontas, le hablo de lo rebelde de mi cabello ó que se me ha quebrado una uña... y a ratos hasta me parece que usted se ríe de mis locuras. Aún así le dedico hasta mi canto.

Ha llegado a tal extremo la locura y el delirio que usted me provoca, que aquí me tiene intentando hacerle el amor a su fotografía, imagino entre mis manos su cara, y le beso con dulces y apasionados besos los ojos y los labios; le susurro al oído cuanto es que lo amo y lo mucho que lo extraño. Y creo, en medio de mi demencia , que todo esto que hago lo siente usted en la distancia.

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