domingo, 18 de enero de 2015

Parte 6 Entre la realidad y las fantasías de Patsy

La vida continuo como siempre, nada había cambiado en ella, los días seguían a las noches y a las noches  los días, a nada ni a nadie le importaba lo que le sucedía a Patsy, por primera vez le habían roto el corazón y su mundo se había derrumbado; era la primera lección sobre el amor que le estaba dando la vida. Había entendido que el amor no es para siempre, al menos no  este.
Después de Anthony, vinieron otros que aspiraron a conquistar el frágil y roto corazón de Pat, pero ella se había vuelto desconfiada, no olvidaba que la habían despreciado y abandonado antes y esto la hacía limitarse, por lo que alcanzar sus sentimientos,  resulto tarea casi imposible  para todo aquel que  tuvo la osadía de pretenderla.
Pasaron dos años y ella seguía pensando en aquel chico del pelo largo, parecía que había sido apenas ayer que él le había dicho: " No pequeña, la cosa no es así, será mejor que te marches" y ella lloró  con tanta frecuencia que con sus lagrimas bien habría podido regar un jardín... el jardín mágico donde lo conoció.
El padre de Pat la llevo un día a una de las reuniones a las que acostumbraba asistir, y en aquel lugar le presento a un doctor amigo suyo. Humberto tenía veintiocho años, era un hombre alto, robusto, de presencia un tanto imponente, vestido pulcramente,  bien afeitado y perfumado; su personalidad atraía las miradas y los anhelos de cuanta mujer soltera estaba cerca de él, pero para la chiquilla era solo un hombre mayor que no llamaba su atención.
Aquella noche Humberto no se separó de Pat ni un solo minuto;  desde el primer momento se propuso captar toda su atención a como diera lugar. Inició hablando sobre la quemadura de sol que ella presentaba, causa de un fin de semana pasado en una casa que se encontraba a orillas del mar y que era propiedad de los padres una amiga. Siguió con temas diversos que pasaron desde sus actividades en el  trabajo, sus pasatiempos y sus gustos y, por supuesto no faltaron los piropos dedicados a la chiquilla.
Pat intento alejarse varías veces sin éxito, le resultaba insoportable,  aburrido y petulante.
¿Hasta cuándo se va a cansar de hablar? pensaba mientras su mirada recorría el lugar buscando el mejor momento de escabullirse y des hacerse de la nefasta compañía de aquel "viejo" (como le  dio a ella por llamarlo)
Los días posteriores a esa noche, Humberto inicio las visitas frecuentas a casa de Pat. La mayoría de las veces ella lograba esconderse apenas notaba que llegaba, 

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