martes, 12 de agosto de 2014

Bello




¿Bello? ¡Sí que era bello! Más que el David de Miguel Ángel.
Cada cabello cada centímetro de su piel era perfecto. Y en mi desmedido afán por verlo perfecto, no solo minimicé sus defectos con sus virtudes; también le obsequie mis cualidades, mi grandeza, mi nobleza y mi hermosura. Entonces lo vi tan alto y tan grande que me sentí insignificante y vacía, sentí frió, mi entorno se obscureció me falto el aire, me sentí muerta, desesperada, olvidada, hundida en una tremenda depresión... Odiando mi vida, mi cara, mi cuerpo y mis años.
Era bello. Tan perfecta y exageradamente bello. Él lo sabía, de ahí su altivez y su arrogancia. Sabía que lo admiraba, sabía que lo deseaba y sabía que no podría alcanzarlo, por eso sentía un placer malsano al despreciarme cuando me miraba humillada, suplicando una limosna de su compañía. Una mirada, una sonrisa una palabra bastaba; él lo sabía y hasta eso me negó.
Era tan bello… Y hubiera hecho cualquier cosa que me pidiera; Si hubiera pedido mis ojos con gusto se los hubiera dado; si quisiera mi corazón mis pies, mis manos… Mi propia vida al instante la hubiera tenido en sus manos. Si le di sin que lo pidiera mi razón, mis convicciones, mis sueños, mi alegría y hasta mi dignidad. ¡Qué no le hubiera dado!
Era hermoso, ¡verdaderamente hermoso! tanto que llegué a confundirlo con el sol que no podía tocar y que me daba vida y calor.
Era tan hermoso que me enamoré, era tan bello que lo amé y equivocadamente me sentí privilegiada de que sus rayos acariciaran mi piel y su fuego encendieran mi alma.
Pero un día desperté, abrí los ojos, y pude darme cuenta de lo confundida que había estado. Entonces comprendí que todo cuanto buscaba estaba en mí.
Pedía un poco de claridad y yo soy la luz.
Pedía vida y Dios me había dado el don de dar vida.
Pedía una sonrisa y soy carcajada.
Buscaba calma cuando soy paz.
Quería cariño y soy amor.
Pedía abundancia y soy exceso.
Quería un pensamiento pero soy poesía.
Deseaba una estrella mientras soy universo.
Tengo conocimiento tengo experiencia, soy todo cuanto se pueda pedir…
Abrí los ojos y descubrí que soy bella.
Era bello, lo sigue siendo, pero yo lo soy más; mi belleza es de esa clase indestructible perfecta y eterna.
Es bello hoy… Pero mañana, no lo será más y yo... seguiré espléndida y radiantemente bella.

©María Del Pilar Sánchez Padilla Sánchez
Mérida, 1999

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