martes, 17 de junio de 2014

Y llegaron las nietas



Tenía treinta y seis años cuando Coco y Angélica me convirtieron en abuela, fue una linda niña y yo estaba más que feliz y orgullosa de ser abuela a esa edad, aún estaba joven y podría disfrutar a mi nieta sin achaques y con mucha energía.

Le pusieron el nombre de Fabiola, era una niña encantadora de carita redonda cabello castaño y ojitos de forma almendrada, para mí era la niña más linda del mundo, tanto como lo era mi hija.

Faby nació en Mérida Yucatán, y como allá el clima es muy caluroso, preparamos para su llegada ropa fresca, en ningún momento pensamos en comprar una cobijita; La primera noche que ella pasó en casa, no paró de llorar y Angélica tuvo una noche horrible sin saber porque lloraba sin parar y sin saber qué hacer. A la mañana siguiente muy temprano fui a ver cómo estaban, encontré a Angélica desesperada y un tanto frustrada (Faby aún lloraba) cuando me dijo lo que pasaba me acerqué a la pequeñita y de inmediato noté que tenía su naricita muy fría, por lo que supe enseguida que tenía frío, así se lo dije a Angélica y ella a falta de cobijitas para abrigar a la chiquita, la envolvió en un sweater y casi de inmediato Faby dejó de llorar. Cómo era posible que en aquel clima infernal ella pudiera tener frío.

Con la llegada de ella recordé lo lindo que es tener un bebé en casa, es como si el ambiente se llenara de mil colores en tono pastel y sus risas repicaran por todos los rincones, llenando de inmensa alegría los corazones.

En ese tiempo la vida parecía perfecta, parecía que no faltaba nada, tenía en mi burbuja todo lo que necesitaba, mis hijos estaban sanos y creciendo sin grandes problemas y ya hasta tenía una nieta que día con día se ponía mucho más linda ¿qué más se le puede pedir a la vida?

Año y medio después llegó mi segunda nieta, le llamaron Lorena, tenía sus cabellos rubios y unos ojitos de cielo lindísimos, todos en casa estábamos felices con esas muñequitas, no olvido que Liliana disfrutaba mucho a las chiquitas, cosa que parecía extraña pues parecía que a ella los niños no le llamaban mucho la atención.

No termino de entender porqué cuando mejor parece que van las cosas, es cuando se avecina una gran tormenta que arrasa con todo lo que haya a su paso.

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