sábado, 22 de marzo de 2014

¿Seminarista?

Imagen tomada de http://www.santuariodelosmartiresdecristo.org

Como dije antes en mi casa la religión era una de las cosas más importantes que existía, por lo que si querías llevar la fiesta en paz tenias que ir a misa todos los días, rezar el rosario, confesarte cada semana y un montón de cosas más, debido a este estilo de vida conocí algunas personas interesantes que me dejaron lindos recuerdos.
Cuando tenía doce años para dar gusto a mi madre me hice catequista, ¡sí! daba catecismo todos los Sábados a un pequeño grupos de niños que querían hacer su primera comunión y debo confesar que en el fondo me gustaba hacerlo aunque no lo puedan creer.

Todos los Sábados antes de que los niños llegaran, un grupo de seminaristas nos daba  a las catequistas un clase para instruirnos sobre el tema que enseñaríamos ese día a los niños.
En una ocasión entre los seminaristas llego un chico que desde el primer momento me encanto, tenía el cabello largo y una cara tan linda...¡ era tan guapo!  en ese momento yo no sabía que el ya no estaba en el seminario, por lo que de pronto me sentí culpable, no debía poner mis ojos en él, seguro que Dios me iba a castigar.
Durante el tiempo que duro la clase que por cierto dábamos en los jardines de la iglesia, él se quedo observándome de lejos, no lo podía creer parecía que yo también le había gustado pero, ¡ay Dios! no podía ser, era un seminarista, estaba mereciendo que me quemaran en la hoguera.
Cuando termino la clase, nos presentaron y fue cuando supe que no era seminarista que gran alivio sentí, podía poner mis ojos en el con toda libertad aunque fuera seis años mayor. En aquella época mi cuerpo  ya no parecía el de una niña así que no era extraño que un chico mayor que yo por varios años se hubiera fijado en mi; este hombre paso a ser el primero de los hombres más importantes de mi vida; hoy me pregunto si realmente lo amé mucho o solo fue mi gran obsesión, lo cierto es que su recuerdo me ha acompañado toda la vida.

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