lunes, 17 de marzo de 2014

El árbol de aguacate

Imagen tomada de: http://www.mimorelia.com/noticias/43959

En el patio había un enorme y frondoso árbol de aguacate, era mi árbol favorito, me encantaba subir en él, era mi gran logro poder trepar por sus ramas y alcanzar sus frutos.
Ricardo, Roberto y yo pasamos muchas horas jugando en él, cuando no estábamos sobre su ramas jugábamos bajo su sombra canicas o cochecitos o lo que se nos pudiera ocurrir, era tal vez nuestro sitio favorito para jugar.
En una ocasión hicimos un columpio colgando una soga en una de sus ramas y pusimos una tabla sobrepuesta para que la cuerda no nos lastimara al sentarnos,  y nos columpiábamos muy fuerte hasta llegar  a la altura del techo  de una vieja bodega que estaba junto al árbol, era tan divertido, se sentía una gran emoción  poder estar a esa altura, era casi como poder volar.
Un día que Roberto y yo jugábamos en el columpio, el se cayó justo cuando estaba en la parte más alta, se quedo inconsciente tirado en el piso con la tabla que usábamos de asiento a su lado, me asuste tanto... comencé a moverlo al tiempo que le hablaba, pero él no reaccionaba, primero supuse que solo estaba jugando y quería asustarme (cosa que consiguió) solo que al ver que no reaccionaba entre en pánico y desesperada por hacerlo reaccionar tome la tabla y con fuerza lo golpeé en el estómago, inmediatamente el comenzó a llorar ¡Dios que alivio sentí!  Hoy cuando lo recuerdo me muero de risa pero la verdad es que fue una de las veces que más miedo he sentido en mi vida.

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