domingo, 30 de marzo de 2014

De regreso a casa de mi cuñada



Después de la visita con mis padres, nos comunicamos con Anita, hablar con ella era una de las cosas que no podíamos dejar de hacer al pasar por Guadalajara, no recuerdo muy bien cómo es que se dieron las cosas pero ella terminó acompañándonos a Mazatlán donde pasamos unos día, después la regresamos y nosotros continuamos el viaje a la ciudad de México. Después de ese día no la volví a ver en muchísimos años.
A nuestro regreso no teníamos donde vivir, porque lo que llegamos a la casa de mi cuñada favorita. "moría de gana de volver a vivir con ella" ¡Sí AJA! -Ahora que lo pienso, creo que la vida nunca la trato del todo bien, por eso siempre estaba de mal humor. Solo Dios sabe que le mataba las ganas de ser feliz-
Por algún tiempo vivimos con ella en su casa. Yo me dedicaba a hacer la limpieza y algunas veces cuidaba a su hijo José Luis que en ese momento tendría como año y medio (no recuerdo bien) él era un niño muy inquieto y enfermizo por lo que su madre lo sobreprotegía; yo solía ser muy paciente con él, y cuando me tocaba cuidarlo yo le permitía hacer muchas cosas que su madre evitaba a toda costa como jugar en el pequeño jardín que había al frente de la casa, ¡ay! si su madre hubiera sabido lo que su nene hacía mientras yo lo cuidaba me habría lanzado a la calle por descuidada; en una ocasión José Luis se comió un gusano, sin que yo lo pudiera evitar, cuando lo vi era demasiado tarde. A mí en lugar de preocuparme me daba muchísima risa, pero si su madre lo hubiera visto seguro que el pobre niño habría terminado en el hospital, ya me la puedo imaginar ¡José Luis te vas a enfermar! y cada vez que ella pronunciaba esas palabras el niño se enfermaba, ahí aprendí que hay madres que en verdad enferman a los niños.
A José Luis le llamaba mucho la atención Israel, sobre todo sus pequeños piececitos y sus ojos por lo que procuraba mantenerlo lejos de él, y le había mordido sus deditos y le había picado los ojos.
Recuerdo un Domingo en que salimos a pasear, por alguna razón que no logro comprender (ni siquiera ahora) cuando regresamos ella estaba muy molesta y enojada, nos reclamo por haber salido, Javier discutió con ella y termino corriéndonos de su casa; era bastante tarde cuando esto pasó, aún así, y sin tener a donde ir tomamos a Israel y salimos de su casa. Dos noches terminamos durmiendo en un hotel de paso hasta que conseguimos un departamento donde vivir y al que un tiempo después vino a vivir Don Luis con nosotros. Yo no quería que el señor viviera con nosotros porque yo le tenía miedo, él tenía un grave problema de alcoholismo y ya en alguna ocasión me había faltado al respeto, cuando lo hizo y se lo dije a Javier, el me respondió: ¿qué quieres que haga, que le pegue? ¡es mi padre! vaya entonces por ser su padre podía faltarme y hacer lo que le diera la gana. Empecé a cuestionarme que se necesitaba para que el me defendiera y me diera mi lugar, ya su hermano me había gritado, su padre me había hecho propuestas indecorosas y no había pasado nada.

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