jueves, 27 de marzo de 2014

Cambiando el Rumbo (Parte II)

Así di inicio a una nueva etapa en mi vida, creyendo que sería fabuloso jugar a la casita, manejar mi tiempo a mi antojo y siendo libre de todas aquellas prohibiciones de mis padres, mientras viajábamos, era como ver la puerta abrirse y mirar un mundo nuevo, mas radiante y luminoso más libre y feliz.
Llegamos a la ciudad de México muy temprano por la mañana, y cuando llegamos a la casa de el papá de Javier, ya nos esperaban todos asombrados porque resulta que su niño no llego con una chica, ¡llego con dos! por lo que ya pueden imaginar lo sorprendidos que estaban todos, pero... dejen les explico que paso, no sean mal pensados; Anita, Javier y yo en el colegio, habíamos creado una amistad muy bonita, éramos inseparables y se nos hizo fácil irnos los tres, solo que como dice el dicho "juntos pero no revueltos" ya saben, locuras de adolescentes.
A las pocas horas de haber llegado aparecieron nuestros padres para llevarnos de regreso, el hermano de Javier les aviso que estábamos ahí; después de que nuestros respectivos padres hablaron con nosotros el resultado fue que Anita que era mucho más dócil que yo se puso firme en quedarse y su padre había permitido que lo hiciera, en tanto yo que solía ser mas rebelde me sometí con facilidad y acepte regresarme sin chistar, como ya lo he dicho mi padre solía ser muy convincente; Al final terminamos regresándonos las dos.
Volví a mi casa sintiéndome derrotada creyendo que, después aquello no volvería a ver a aquel chico, sobre todo porque en las horas que pasamos en su casa había pasado lo que pasa entre dos novios adolescentes que se encuentran solos y han decidido vivir juntos.
Días más tarde aparecieron en mi casa Javier y su padre para pedir mi mano para casarnos. Cuando lo vi sentí gran alivio y una gran alegría ¡había vuelto por mí! sus hermanos y su padre no lograron convencerlo de lo contrario.
Todo iba perfecto, ya se había fijado fecha para la boda, cuando mi madre dijo: "no se pueden ver hasta el día de la boda" ¿qué? para eso faltaba mucho tiempo, casi dos meses puesto que obvio teníamos que casarnos también por la iglesia, se acercaba la cuaresma y las amonestaciones no correrían sino hasta después de semana santa, en ese momento Javier y yo salimos a la terraza y decidimos volver a escapar. Al día siguiente emprendimos nuevamente la huída. Mis padres no volvieron a buscarme, así comenzó una nueva historia.

2 comentarios:

  1. Como que todo sonaba muy bonito en su momento verdad Pili.

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  2. Sin ninguna duda, no se si por la edad o por alguna otra razón, todo parecía muy bonito y muy fácil

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